Posiblemente,
amigos, me repita en algunos de mis cuentos y textos, pero son muchos los
contactos nuevos y, sobre todo, si yo no recuerdo haberlos escrito, creo que
menos vosotros de haberlos leído. Que paséis un buen día.
LA VIDA SIN MÁS
Ella, ayer,
alocada juventud, historias de hombres y fiestas. Hoy, sola, comida por los
años, recuerdos e impotencias, de toda
la vida, en el piso de arriba, vivía.
Él, viudo, sin
familia, apagado, ayer y hoy, en el piso
de abajo, vivía.
Ella, cada
amanecer cogía jazmines de su terraza y dejaba caer uno en la terraza de él.
Él recogía, más
tarde, el jazmín y susurraba: Buenos
días.
Ella, cada noche,
antes de acostarse, arrastraba ruidosamente una silla.
Él, con un libro
entre las manos, susurraba: Buenas
noches.
Coincidían, a
veces, en la escalera, en el ascensor…Reverberando calladas complicidades, se
miraban, sonreían y suspiraban: ¡Qué tiempecillo tenemos!
Ella y él, cada
noche, antes de entregarse al sueño, una sencilla oración:
Dios, que no me falte él; Dios, que no me
falte ella.
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