Mis pensamientos, poemas, cuentos... de Isabel Agüera

29 sept 2016

Carta a mi nieto Grabriel

Mi querido nieto Gabriel: hoy celebramos el día de los Arcángeles y por tanto tu onomástica: Arcángel Gabriel. Sabes que te llamo mi ángel, porque eres tan bueno y especial que me ayudas en todo, a pesar de tus pocos años, y lo haces en silencio y sin que te lo pida.
Quiero  desearte lo mejor del mundo en este día y en todos, aunque eso no esté ni en mi mano ni en la tuya, pero una cosa sí depende  de nosotros: el entender qué es lo mejor, porque hay quien espera grandes cosas para tener lo mejor y ser feliz, pero  las pequeñas de cada día  pueden ser  gotas de felicidad que no podemos dejar sin recoger.
Hoy recuerdo especialmente aquel día que repasábamos un álbum de fotografías. Ramón, tu hermano de cuatro años, no quería reconocerse en sus fotos de bebé. Ese gordo no soy yo –decía triste-. Y tú, echándole un brazo por encima, exclamaste: ¡que no, que ese soy yo, tonto! Jamás he presenciado una escena de amor más puro y auténtico. En fin, mi querido Gabriel,  hoy te la recuerdo, porque ya vas siendo mayor y quiero decirte algo del amor, ya que  es lo más importante que debes aceptar como compromiso de vida con todos los seres humanos.  Aquel día que asumiste la peor parte para evitar un sufrimiento a tu hermano, estabas amando a Dios y al prójimo. 
Sigue siempre  por ese camino. No te resultará fácil, ya que se te exigirá, y te exigirás mucha tolerancia y empatía con un mundo tan complejo como el nuestro, pero será la única forma de llenar tus bolsillos de felicidad para ti y para tantos seres humanos infelices que se te cruzarán en el camino.

Te quiero muchísimo y para siempre serás mi precioso  ángel.

28 sept 2016

Nada más sagrado que un niño

  
DIARIO CÓRDOBA/EDUCACIÓN
 Difícil de explicar los sentimientos que me agitan cada mañana cuando, en mis paseos habituales, contemplo la entrada de alumnos a los centros escolares. Con dificultad puedo disimular unas lágrimas cuando los pequeños se alejan y, perdidos entre el barullo, se vuelven a decir adiós y a arrojar besos a sus familiares.
Algo se me remueve, y son los niños, los maestros, los padres, el ambiente que, durante más de cuarenta años he compartido por numerosos centros de nuestra comunidad. Es por eso que tengo la impresión de que estoy con todos y cada uno, pero, sobre todo con los niños. Sé cómo piensan, como se sienten y sé que lo más importante que hay que darles es interés, motivación y mucho amor.
Ellos, niños de hoy, son el futuro que debe cimentarse en ambientes de paz, alegría, relajación..., porque de todos esos bienes carece nuestra sociedad actual y no podemos tolerar la creación de un nuevo hombre sin que ingredientes tan necesarios para su felicidad estén ausentes en hogares y escuelas. Ellos, niños de hoy, a pesar de sus precocidades, hijas del progreso, siguen siendo siempre niños. «Nada más sagrado que un niño, guardián de la eternidad en el tiempo, ante el cual es una tremenda realidad el misterios del porvenir». Sí, ese misterio es el que me renueva, me eleva cada mañana, lejos ya de la práctica escolar, pero nunca lejos de las inquietudes que me provoca el futuro de estos niños hoy, que con la inocencia a flor de piel, son víctimas de incomprensión, manipulación, exigencias excesivas, en unos casos, y permisividades perjudiciales en otros.
 ¡Cuánta inocencia! ¡Qué pena las duras realidades que le aguardan! Pero, entretanto, recordemos que cada niño al nacer nos trae el mensaje de que “Dios no ha perdido aún la esperanza en los hombres», decía R. Tagore. Yo tampoco la he perdido y es por eso que, cuando ayer mi nieto de cuatro años, y ante mi propuesta de  contarle un cuento, me peguntaba: ¿el cuento es virtual o real?, no me llevara las manos a la cabeza, sino que me detuve a explicarle las ventajas de una cosa y de otra. No podemos dejarlos perdidos en el laberinto de ofertas que hoy día se le sirven en bandeja.



26 sept 2016

¿Qué deprimido estoy!

DIATIO CÓRDOBA / OPINIÓN
ISABEL AGÜERA
Si cualquier tiempo vale para ser sorprendidos por la terrible caída en depresión, el cambio de equinoccio es un referente más para ser presa de profundas depresiones debidas en mucho a adaptaciones vitales de ritmos tales que, a veces, nos perturban, dejándonos exhaustos, a merced de la astenia más absoluta, y de ahí a la depresión prácticamente no hay nada. Sentirse deprimido es sentir que hemos caído en un pozo profundo sin que encontremos salida posible, ya que una enorme impotencia, desgana, hastío de todo y de todos sentimos. 
La función humana es obrar y querer, porque los músculos gobiernan la acción y el sistema nervioso provoca automáticamente el acto volitivo. Pero hace falta que ambos estén en buen estado, ya que de lo contrario se produce el desequilibrio, la enfermedad...
Lo profesionales, los medicamentos, la familia pueden constituir una gran ayuda pero salir de una depresión es, ante todo, un titánico esfuerzo personal que debe empezar por tomar conciencia de sí mimo, esfuerzo que, por otra parte, exige un mínimo de capacidad de análisis, algo que se obnubila totalmente, de forma que los primeros pasos habrá que darlos de manos de la medicina.
No obstante, creo por experiencia que, en más ocasiones de las que pensamos, no está la solución en los medicamentos, sino en buscar por nuestros propios medios dónde y cómo se mal colocaron los prismas que deforman nuestra realidad y cuáles las causas que los desenfocaron. Hay que cerrar las puertas a los primeros síntomas, hay que cambiar el «no puedo» por el «sí puedo», hay que tratar de ser conscientes de que sufrimos un mal pasajero, y dar, como mínimo, un paso, tan sólo un paso que dará lugar a una suma indefinida de ellos que nos devolverán a la alegría del vivir, Difícil, mucho. De ahí que, a tiempo, aprendamos a manejar el complicado mundo de las emociones.

* Maestra y escritora


21 sept 2016

Ya estamos en el otoño

Buenos días, amigos: Quiero estrenar años, estaciones, días, quiero celebrar, especialmente, este otoño y compartirlo con mis amigos. No quiero  eternizarme en una portada, ni en un perfil…, en nada. No soy la de ayer ni seré la de mañana.
Ya  estamos en el Otoño. Doblan de nuevo las campanas.
Empieza el mes de Ánimas. Llega un año más el día de los Difuntos...
Y hojas que vuelan, y pájaros que emigran y tormentas, chaparrones... recuerdos, nostalgia,  música, sí, regazo  de agua clara, latidos cálidos que se escapan de la lira que es mi alma.
Y en este mi solitario bosque de felicidad un puñado de diáfanos paisajes, nevada colmena que late por las celdillas, mieles de mi corazón, que se avientan y  tornan ecos que se funden con el negro... negrísimo yermo.
Estamos en el Otoño... Chirriar de pozos, voces y ladridos lejanos, soledad, murmullo del viento en las polillas de mi cabeza, sierra que se va quedando sola y oscura,  cóctel de nostalgias y recuerdos que se  me hacen presentes, que me paralizan en el tiempo, que me llevan…¡no sé a dónde!, pero…, no, tengo que seguir este otoño, tengo que sentirlo, vivirlo… Unamuno me lo dice: jamás desesperes, aún estando en las más sombrías aflicciones, pues de las nubes negras cae agua limpia y fecundante.

Y la puerta de mi lavadero, ya ha vuelto a su pum, pum… Es la llamada del otoño; voy a recibirlo, voy a darle un abrazo.  

En mis ojos, una lágrima, en mis labios, nada.    

18 sept 2016

Amanecer

HOY, DOMINGO, TAN SOLO  UNA "POSTAL"

                                             
             ¡QUÉ MARAVILLA EL AMANCER!

12 sept 2016

Un canario, por favor


DIARIO CÓRDOBA / OPINIÓN
Isabel Agüera Espejo-Saavedra


Silencio y balbuceo de los mayores en las plazas, silencio y murmullo del agua en las fuentes, canto que embelesa en sonoros trinos, la paz de los pueblos. De mi pueblo, Villa del Río.


 Animada tertulia matinal en la radio. Bla, bla, pactos, independentismo, corrupción, agresiones verbales, voces, etc. Y claro, los asiduos radioyentes o televidentes, en este vaivén de opiniones encontradas y, sobre todo, tan repetitivas, tan exacerbadas un día y otro, oímos pero no escuchamos. Lo cierto es que estamos asfixiados de tanto más de lo mismo, y las tertulias se tornan ruido más con el que convivimos y en el que las palabras, en el mejor de los casos, se perciben como letanía sin más respuesta que «ora pronobis» o la indiferencia y apagón del aparato.
Pero he aquí que uno de estos días, cuando intervenía un oyente, los trinos de un canario irrumpieron arrolladores por las ondas. ¿Novedad, belleza, gracia, sorpresa? Tal vez un poco de todo enmudeció y hermanó en un escaso minuto a contertulios y oyentes.
El don precioso de la palabra –dice Barón de Holbarch-- debe servir a los hombres para comunicarse sus pensamientos, para socorrerse mutuamente, para transmitirse las verdades útiles, y no para destruirse y engañarse recíprocamente. Es cierto que vivimos en una época de evolución sorprendente en el área de los medios de comunicación, reduciéndose así las distancias, las ideas, los tiempos… A pesar de este avance prevalece un factor que ha sido siempre catalizador de las relaciones humanas: la palabra y el comunicarse a través de ella es la más primitiva pero la más efectiva forma de formar, informar socializar…
Pero la palabra hoy está devaluada, y ha dejado de ser camino que conduzca a la verdad, para transformarse en vehículo de radicalismos encontrados. Tal vez precisemos la voz de un simple canario para sorprender, aunar y embellecer nuestras trilladas rutinas.
No hay espejo que mejor refleje la imagen del hombre que sus palabras. L. Vives. H

* Maestra y escritora