Mis pensamientos, poemas, cuentos... de Isabel Agüera

26 oct 2012

Hoy he dado gracias a Dios por...

Hoy he dado gracias a Dios por haber oído cómo me llamaba a las cinco y media de la madrugada mi despertador. ¡Seguía viva!

Hoy he dado gracias a Dios por mi ducha de agua caliente, por mis ropas limpias, por abrir la puerta de mi piso, por salir a la calle y ver cómo llovía, por haber desayunado un buen café con tostada incorporada.


Hoy he dado gracias a Dios por tener un coche y poder irme a buscar paisajes de arroyos nubes, casirtas..., por el campo, y por tener una cámara de fotos que los eterniza.

Hoy he dado gracias a Dios porque mi nieta me ha dicho que está mejor, y porque he comprobado que mis hijos siguen bien, y por haber encontrado una bellísima rosa, salvada de los rigores del tiempo y porque al mirarme al espejo me vi guapilla.

Hoy he dado gracias a Dios porque un amigo me ha llamado interesándose por mí y porque otro me ha dedicado una bonita poesía y porque un pobre hombre me ha dicho: Me he preocupado porque no he visto esta mañana su corche aparcado en la puerta.



Hoy he dado gracias a Dios porque me he podido dar el capricho de comprarme un coqueto chaquetón, y porque he podido llamar a dos personas solitarias y enfermas.

Hoy he dado gracias a Dios por sentir el dolor de la neuralgia, ya que me ha dado ocasión de acordarme de los que sufren, y he dado gracias a Dios por ver cómo agradecidas brillaban mis macetas con la lluvia.



Hoy he dado gracias a Dios por la chirimoya que me he merendado, y por la música de Bruce Sprinting y bandas sonoras de Victor Young que he escuchado y que me hace sentirme acariciada, y he dado gracias a Dios por el paseo de la tarde en el albero húmedo de un jardín.

Hoy he dado gracias a Dios porque los niños/as rumanos de un desahucio han asistido al clase.

Hoy he dado gracias a Dios por dejarme seguir escribiendo y por ser capaz de seguir reconociendo las grandes injusticias sociales.



Hoy he dado gracias a Dios por tener este Blog y poder expresarme en libertad y en estricti de mis sentiemientos

Hoy he pedido a Dios que me deje un día más para seguir dándole gracias por tantas maravillas.




23 oct 2012

Enseñar es otra cosa

EDUCACIÓN/ DIARIO CÓRDOBA
 24/10/2012

Que los alumnos/as descubran el mundo es fundamental

Al tomar posesión de mi primera escuela, las alumnas me esperaban con impaciencia. Al verme llegar, se apresuraron:
-Maestra, Elena es mala, y la otra maestra la tenía apuntada en la lista del cuaderno y su padre le pega porque no quiere venir a la escuela.
La pequeña, allí presente, guardó silencio.
-¿Y por qué eres tan mala? -le pregunté-
Encogiéndose de hombros, contestó:
-Una servidora no lo sabe. A lo mejor es porque no me gusta hacer tareas, copiados y esas cosas.
 Resulta que, de toda la vida, entre padres y maestros hemos decidido, y definido y catalogado a nuestros hijos y alumnos en dos grandes e inflexibles grupos: buenos y malos. Los buenos tienen cara, los conocemos y hasta los intuimos con sólo una ojeada: estudiosos, silenciosos, disciplinados, complacientes, etc. Los malos, nerviosos, habladores, rebeldes, que pasan olímpicamente de libros, tareas, maestros y hasta de padres.
Y resulta que para más inri son los que más abundan, y sobre todo, los que más se notan, de forma que, con frecuencia, nos referimos a ellos en estos términos numéricos:
-Tengo tantos o cuantos  malos.
No sé qué siento cuándo oigo estas cosas, pero algo muy íntimo se me rebela porque, entre otras cuestiones, siempre me ha parecido un horror la cantidad de cosas que un niño tiene que copiar cada día.
Por otra parte, inmovilidad, silencio, sueño, calor, frío, tareas de clase, tareas de casa. Se nos olvida que son niños y, si bien algunos son tan sumisos que callan y aguantan, lo normal es no soportar esta pedagogía que sigue en vigor por muchos cambios y muchos planes dictados desde todas las jerarquías, y que logran que los alumnos perciban la escuela como un auténtico suplicio. Fracasamos padres y maestros; no los alumnos.
Tendrá que llegar el día, a veces lo dudo, que de verdad se erradique de la enseñanza tareas, copiados, coloreados...
Enseñar no es etiquetar alumnos. Enseñar, entre otras cosas, es hacerles entender lo maravillosos que son, lo felices que pueden ser
¡Claro que para eso hay que ser, sencillamente, maravilloso y feliz!
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  Bueno, resulta que me he equivocado de Blog. Creía que estaba en "El aula de mo ordenador".
En fin, ya lo dejo así.






22 oct 2012

Llega, un año más, el día de San Rafael


Queridos amigos/as: Creyentes o no, como siempre digo, es un día este de tradiciones para los cordobeses, un día de leyendas que resultan mágicas y que traen ecos de días pasados, recoldos que siguen vivos aventados por el amor de los que nos precedieron.
Por ellos, y para quienes les interese, algo de poesía y mi sencillo montaje.



Ya estamos en el otoño. Hojas que vuelan, pájaros que emigran, tormentas, chaparrones, recuerdos, nostalgia...

Llega un año más el día de San Rafael.

Y volveré a encender la chimenea, y el romero y el tomillo crisparán de olores la llama, y los perolistas retornarán con sus jugosas fogatas de siempre y un aleteo de palomas surcará mi cielo cordobés que, como música, regazo de agua clara, será lira que en cálidos latidos evoque tradiciones, costumbres, fervores…

Ya estamos en el otoño. Humedad en el albero, árboles desnudos, jardines solitarios, nubes, tormentas…

Llega un año más el día de San Rafael.

Y los ecos del silencio reverberan nombres. Sí, de aquellos cordobeses que se nos fueron con la antorcha bien alta de días marcados en rojo en el almanaque de sus almas.

Y sus nombres quedaron escritos en las hojas duras de los chaparrales, por entre las montañas grandes donde nace el arco iris, por donde corren los sueños, allí, en la casa de los silencios, donde y el cielo se abraza con la tierra.

Pájaros que emigran, tormentas, chaparrones, recuerdos, nostalgia... Y en esta nuestra morada, árboles, césped, águilas, “chalrrillas”, poderosos, humildes, niños, ancianos…el consuelo de saber que sigue latente el campanín de una vieja iglesia y nos recuerda, un año más, que el Arcángel sigue velando nuestros pasos.

Humedad en el albero. árboles desnudos, jardines solitarios…

Sí, vestíos de fiesta, cordobeses, preparad el arroz, las sardinas, los peroles...  porque…

                              Llega un año más el día de San Rafael.

18 oct 2012

Reportaje de un mal día

Queridos amigos: Os narro e ilustro mi día del pasado domingo. Comenzó muy mal pero terminó....

Amanecí tan nublada como el día. Dos opciones: Quedarme deprimida en casa o coger el coche y subir a mi casita de la sierra

 

Me costó trabajo la decisión, pero decidí la subida a la sierra. Allí me esperaba mi rincón favorito. Una sencilla casa rodeada de verdes y reverberando   vivencias felices.


Entré y todo era como un remanso de paz que me aguardaba. Hacía algo de frío -allí hay diferencia  de temperatura por la gran altura-. Como pude logré que se alzara una llamita en la chimena.


Y allí, sentada en un cómodo sillón, noté que los cielos, algo despejados de mi mente, volvían a cubrirse de negros nubarrones: ¡Tantos y tantos recuerdos!

No, no puede ser -me dije-. Saldré a dar un paseo por un bosquecillo cercano.
Y me puse de camino entre silencios y belleza otoñal que me arropaba.








¡Qué belleza! -me dije-  La naturaleza cambia los paisajes de color, pero  siguen siendo armonía. Y yo soy, con mis nostalgias, elementos discordante que debo eliminar porque mi presencia es ruido que estorba.


Y, saliendo del bosquecillo, me dirigí  al monte más cercano en cuyas orillas hasta la avena loca y seca era belleza y mi alma, se llenó de ternura, amor, agradecimiento y se elevó hasta hacer clamar al eco que respondía a mi vehemente deseo de ser armonía.


Y regresé al pozo, a los colores de la tierra, a los madroños, regresé radiante a comenzar un nuevo día.



Y mi cámara no daba abasto a fotografiar las bellezas otoñales.



Y este gatito me observaba como diciendo: ¿Me fío o no me fïo?
¡Claro que te puedes fiar! -le dije.
 Y le tendí mi mano para que se apeara del gran pino.


Y lo mejor de todo: Rememoré otros días, que sin duda se repetirán, de peroles y migas al calor de lo mejor que tengo: mi familia.


El día terminó y bajé nueva. ¡Qué bella rosa puede ser la vida! ¡Qué profundo su aroma! ¡Qué dolor, a veces, el de sus espinas!
Pero siempre seguirá siendo bella, siendo rosa.

Y ahora recuerdo mi casita como un bello dibujo  de colorines que me anima e ilusiona porque di el primer paso y todo se tornó de maravillosas irisaciones.

FIN


15 oct 2012

¡Qué muchachos!

OPINÓN/ diario córdoba
ISABEL Agüera 16/10/2012



 
El ring, ring de mi móvil me pone al habla con mi nieto de diecisoete años y un par de amigos: Abuela -me dice-, ¿me das permiso para que tres amigos y yo pasemos una semana en el apartamento de la playa? Sí, claro -contesto-, pero... Antes de que termine, la voz de mi nieto y la de sus amigos expectantes, me interrumpen: Vamos a cuidar de todo, y vamos a limpiar...
Transcurrida la semana regresan. ¿Habéis gastado mucho? -les pregunto-. Veinte euros cada uno. ¡Sí, sí en la semana y hemos comido bien: macarrones, lentejas, arroz, pescado...
¡Bueno, bueno qué muchachos! Cuesta trabajo creerlos, pero las mamás de los respectivos lo confirman. ¡Vaya! ¡Como que han traído el dinero de vuelta!
Hay una frase muy conocida que refiriéndose a la adolescencia dice: En esta edad se es héroe o villano a diario. No obstante es más que notable cómo se nos olvida la simultaneidad de los términos y nos solemos quedar con el de villano, sinónimo de maleducado, irresponsable y hasta grosero.
Se nos olvida, o queremos ignorar, el grado de heroicidad que son capaces de practicar en cualquier momento sin reparar en consecuencias sobre todo cuando se deposita en ellos confianza.
Pocas veces nos referimos a estas edades con optimismo, sino más como una generación de vagos, irrespetuosos, rebeldes y, llegado el caso, absurdos camorristas de manifestaciones.
Excepciones aparte, la juventud no deja de ser savia nueva que se iza con energía. Me dio pena leer, por casualidad, el cúrriculum, que como trabajo de clase, hacía un chico de catorce años: cinco idiomas, tres carreras, un montón de premios, etc.
¡Claro que tienen aspiraciones de futuro!, pero las cegamos con nuestros pesimismos de mayores.
¡Ah! El apartamento quedó como los chorros del oro.
Es la fiebre de la juventud la que mantiene el mundo y la temperatura normal. Georges.

* Maestra y escritora





6 oct 2012

Dos microrrelatos



Alias Patillas

Alias Patillas, tan grande, tan abotagado, tan torpe de movimientos… Con una bolsa, sobra de alimentos de un bar, donde recogía papeles y ordenaba mesas, subía, cada atardecer, la rampa de la terraza, camino ya de su casa. Con la vista puesta en un burdo bastón, se detenía en un punto, me miraba, sonreía y agitando un brazo se despedía.

Y yo, soledad y pensamientos que me corrían por el alma y me inundaban de nostalgia, pensamientos que me eclipsaban en un más allá, rueda de sueños infinitos, miraba al Patillas y notaba cómo una página más pasaba por el almanaque de mis días.

Una ardiente súplica me brotaba en el alma: No te me vayas a morir, buen hombre, porque tú, con tus piernas viejas, con tus medios harapos bien lucidos en tu cuerpo grande, con tus patillas, corola de unos labios que sin palabras sonríen, eres lo único de cada atardecer, eres el mejor testigo de mi permanencia en la vida, eres mi referencia de días.

Sí, pobre hombre, tú me recordabas mi nada que sonreía al unísono de tu despedida. Y yo, en un instante de tremendo desconcierto, de trágicos contrastes, en un instante de no entender nada y, cuando la sombra de Alias Patillas se superponía en el árbol grande que nos separaba, un halo de paz, mezcla de reflexión y agradecimiento por aquel adiós, me inundaba.

¡Lo sé, lo sé! Tras la vieja y negra boca de Alias Patilla, Dios también me sonreía.


Adiós, abuelo

Hoy, en este poyete de la plaza, frente a la escuela, quiero recordar al viejo Miguel. Aquí se pasaba el día esperando a que su nieto, aquel pequeño de babi blanco, saliera del colegio.

Yo, viandante de obligado pasaje, me detenía cada mañana junto a él. ¿Por qué no se va a su casa?-le proponía-. Este no es sitio, abuelo.

Mi casa era el pueblo -me contestaba-, mi casa era la “principal” pero, cuando ella se fue… ¡Maldita sea! Y unas palabras siniestras salían de sus labios secos: Niña, ¿yo qué hago ya aquí? Mi silencio, compañía y cariño, era la única respuesta; no encontraba otra.

Un día él no estaba. Me detuve a esperarlo, pero, el pequeño de babi blanco y cartera a rastras, desde lejos, exclamó: ¡El abuelo se ha muerto!

Un escalofrío me corrió de pies a cabeza. ¡Sólo un día faltó! El día que dejó el poyete de la plaza y se fue al gran trono de Dios.

Unas lágrimas rodaron por mis mejillas entre el bullicio de gente por las calles y de niños en la escuela. Pero sus ojos ruinosos, su mirada opaca que no obstante sonreía, se quedaron en mí.

¡Espérame, abuelo Miguel! Tengo que conocer a la principal y tengo que sentarme contigo en la gran plaza del cielo y entonces, solo entonces, podré explicarte qué hemos hecho aquí.

No, no hay muerte, sólo separación pasajera.




1 oct 2012

Magister dixit

Queridos amigos: Si bien este artículo pueden leerlo en mi Blog dedicado al magisterio, lo incluyo también en este por lo desprestigiado que anda el magisterio, desconociendo, en mucho, la importancioa y trascendencia de su labor. 


OPINIÓN/DIARIO CÓRDOBA
 02/10/2012

¿Saben aquel que dice magister dixit ? Bueno, estén puestos en latín o no --yo no lo estoy-- por mi cabeza lleva tiempo rondando este post a raíz de que una destacada personalidad me decía un día al teléfono: "No permitas que te tilden de maestra a secas. Tú, además de escritora, eres profesora".
Y no es un chiste, aunque me hizo tanta gracia que me incitó a curiosear sobre la palabra maestro, si bien a mí me ha parecido siempre demasiado grande para ostentarla mi persona.
En mi diccionario etimológico de casi doscientos años me encuentro lo siguiente: "El término maestro deriva de magister y este, a su vez, del adjetivo magis que significa más o más que. El magister --continúa-- lo podríamos definir como el que destaca o está por encima del resto por sus conocimientos y habilidades".
¡Madre mía, qué descubrimiento! Pero hay más, porque rebuscando en tan venerable diccionario, y posiblemente guiada por el inconsciente tan saturado en estos tiempos de términos políticos, y siguiendo con la 'M' doy con la terminología de la palabra ministro y, ¡vaya sorpresa! Ministro deriva de minister y este, a su vez, del adjetivo minus , que significa "menos o menos que". El minister era el sirviente o el subordinado que apenas tenía habilidades o conocimientos. Y concluye mi docto y vetusto diccionario diciendo que ministro puede ser cualquiera, pero no maestro.
¿Qué les parece? ¿Lo sabían? ¡Ea, pues hay quien se busca un recambio como el de profesor o un subtítulo como asesor, escritor o qué sé yo! Claro que esto dice mucho de arrogancia y poco entendimiento de aquellos a quienes el título de magister se les queda chico y a lo mejor es que venían para ministros y se lo están perdiendo.
Magister dixit . El maestro dijo y- ¡A callar toca!
¡Qué viejito, mi diccionario! Porque hoy por hoy lo que mola es: Dixit, minister . ¡Qué boca más chica hay que poner!