Mis pensamientos, poemas, cuentos... de Isabel Agüera

16 may 2010

PRIMERA COMUNIÓN




PRIMERA COMUNIÓN
A mis nietas Ángela e Isabel María
Por fin llega el día tan esperado por toda la familia pero sobre todo, para vosotras, mis queridísimas nietas Ángela e Isabel María: El día de vuestra Primera Comunión. Esta mujer que, tras ser madre y maestra, ha descubierto que nada hay más hermoso, conmovedor y tierno que ser abuela, no lo podía pasar por alto sin dedicaros públicamente, como lo hice el día inolvidable de vuestro nacimiento, unas palabras, nacidas de los más puros sentires de mi corazón.
¿Quién es y dónde está Dios? –me habéis preguntado en numerosas ocasiones-, y no solo vosotras sino también vuestros padres y hermanos. Repetida y trascendentes preguntas para todos los seres humanos, preguntas que, por otra parte, ni yo, ni nadie podrá daros porque a Dios, desde mi punto de vista, no se le define; se le siente. No se le busca; se le encuentra.
Pocos años los vuestros para entender tales cosas pero hoy, con la pureza a flor de piel, vais a dar el primer paso hacia un compromiso que iréis desvelando con los años: Comulgar significa aceptar, sin reservas, el maravilloso Mandamiento del Amor, aceptarlo, compartirlo, prodigarlo sin reservas a favor siempre del pobre, del marginado, del indefenso…
Sí, izar velas y remar, a consta del viento que sople, contracorriente si fuera necesario, pero enarbolando en proa la bandera de la paz, justicia, tolerancia… La bandera blanca del amor por todos los seres humanos sean del color que sean y vengan de donde vengan.
Así, sólo así, habrá tenido sentido este gran día en el que, mis lágrimas, una vez más, sellarán la felicidad y agradecimiento a ese Dios que ya tan niñas os preocupa no verlo, no entenderlo.., en tanto que a vuestra abuela, le basta volver la vista atrás para encontrarlo en cada paso de su vida y al que hoy, una vez más, mis preciosas niñas, doy gracias por dejarme ser testigo de este nuevo amanecer en el que vosotras, mis nietas, fruto de una cadena de amores, blancas, radiantes, rodeadas de lo más valioso que tenéis, la familia, lo vais a recibir por primera vez.
Rotulad este día en vuestro corazón y no lo borréis jamás.





La escalada del caracol

  (DE MI OBRA RELATOS EN UN TRIS

Un caracol, incansable, trataba de escalar una pared. A cada intento, resbalaba y caía. No obstante persistía sin pausa y sin tregua.
Una tortuga que lo observaba dijo: ¡Pobre caracol! ¡Cómo pierdes el tiempo! ¡Mírame a mí! Camino despacio, pero avanzo. Tú, en cambio, estás siempre en el mismo sitio.
¡Es verdad! -exclamó el caracol- No avanzo mucho, pero en mi caminar hacia las alturas, puedo contemplar, a veces, las miserias de las cosas de abajo. Además, voy conociendo, poco a poco, el color de las estrellas. Tú, caminando siempre, casi a rastras, por la tierra, poco o nada sabes de cumbres. De ahí que yo, aunque caiga, vuelva a intentarlo.
La tortuga, sonriendo, exclamó de nuevo: ¡Con qué poca cosa te conformas
Sucedió que un golpe de viento volvió a hacer caer al caracol en el preciso momento en que un caballo, que galopaba por allí, pisó a un tiempo al caracol y a la tortuga.
En su agonía la tortuga lloraba y repetía: ¡No quiero morir, no he llegado a mi destino!
El caracol, moribundo dijo: Te olvidaste de la fragilidad de los caparazones.
La tortuga rogó: Dime, al menos, por favor, de qué color son las estrellas.
En un último suspiro, el caracol, sonriendo, exclamo:  Son bellísimas pero incoloras.