Mis pensamientos, poemas, cuentos... de Isabel Agüera

14 mar 2021

Maravilla


 


 

MIRAR Y VER ANDALUCÍA, AYER Y HOY ISABEL AGÜERA Hace unos años mi hermano Rafael, tras prologar mi obra, “Villa del Río, mi pueblo”, la definió como recorrido por la Memoria histórica de nuestra infancia, juventud y, sobre todo, por la memoria histórica de Andalucía. Me sorprendió esta apreciación tan exacta, porque, efectivamente, y sin que hubiera sido ese mi propósito, la lectura de esta obra nos remite a un pasado que, desde los arcaduces del recuerdo, he querido rememorar para que los jóvenes, hijos de la posmodernidad, conozcan y valoren de dónde venimos. Pero si en mi obra vierto, con la mayor fidelidad que he podido, cómo fueron aquellos difíciles años de la vida de un pueblo, es justo extrapolar el recuerdo a la memoria histórica de nuestra vida laboral en esta nuestra tierra Andalucía. Y venimos de una abatida Andalucía donde las cuadras eran habilitadas para escuelas, donde en los pobres hospitales, morían los enfermos en camas compartidas, venimos de una Andalucía dónde pueblos y aldeas, sin luz, sin agua, muchos de ellos, sin medios de comunicación etc. sobrevivían con resignación, por un lado e ingenua creatividad, tan característica de los andaluces, por otro. Venimos de una Andalucía donde las mujeres, en una gran mayoría, sin haber saboreado el recreo de una escuela, sin poder recordar el nombre de una maestra, de sol a sol, en los estíos y con manos ensangrentadas, en los inviernos, arañaban la tierra de nuestros campos, al tiempo que anónimas e ignoradas, atendían a la familia, a los enfermos a los mayores. Venimos, para no extenderme, de una Andalucía deprimida, en todos sus estamentos: sanidad, educación, cultura, etc. Hoy, podemos decir en honor a la justicia que en Andalucía vivimos un nuevo día, en el que hemos remontado complejos y alcanzado niveles de progreso comparables a otras autonomías consideradas de siempre, superiores. Hoy no hay rincón de nuestra autonomía que no cuente con Centros de salud, Centros cívicos, Centros escolares en los que las nuevas tecnologías son ya una realidad, Centros hospitalarios a la cabeza en España de trasplantes y determinados tratamientos, lugares de ocio, etc. Pero no está finiquitado el progreso, no podemos colocarle, pues, la etiqueta de saldado; queda camino, mucho, por andar.
NUESTROS ALUMNOS, HOY ISABEL AGÜERA Me parece indispensable analizar brevemente qué está corriendo para que los alumnos rechacen lo que en otros tiempos se aceptaba como normal en una escuela. Hace años que todos nos quejamos del poco rendimiento de los alumnos, así como de la indisciplina que campa por sus respetos en los Centros y ante la cual los profesores sufren, sobre todo de alumnos mayores, de impotencia. Ante tamaño caos, se buscan causas y remedios, pero educar hoy es todo un reto que pasa por un profundo conocer y sincerarnos ante lo cual no podemos negar la evidencia del tremendo desfase que existe entre la realidad de lo que buscan, quieren, son, en definitiva los alumnos y lo que seguimos ofertando para su aprendizaje. Es decir, no hay en absoluto correspondencia entre la oferta y la demanda. Nuestros alumnos de hoy, a las nueve años, ya llevan consigo un teléfono móvil y cada vez a más temprana edad, dominan con destreza toda clase de juegos interactivos, lo mismo en video consolas como en pantallas de INTERNET, y no sólo juegos. Mi inquietud por conocer los atractivos medios que les ofrece la red me ha llevado a entrar, como usuaria de 10 años en Chat para niños de esta edad, y es alucinante, tremendo comprobar cómo se desenvuelven, cómo hablan de sexo, cómo se simultanean sus mensajes, etc. etc.. La "sociedad de la información" en general y las nuevas tecnologías en particular inciden de manera significativa en todos los niveles del mundo educativo. Mientras tanto, en las escuelas, en general, siguen funcionando las tareas, los rutinarios exámenes de conocimientos, los coloreados, etc. y, salvo honrosas excepciones, las salas de informática sólo sirven para repetir los tradicionales esquemas de transmisión de conocimientos en los que sólo interesan los programas y el docente.