Mis pensamientos, poemas, cuentos... de Isabel Agüera

29 may 2020

Bellezas


                                                 ¡Qué belleza! Me enamora la naturaleza

27 may 2020

Un video


Un video para cambiar. Es obra de un maestro  de mi pueblo, Villa del Río, que ha creado una pagina para los villarrenses que vivimos fuera. No es nada de particular pero espero os guste.



25 may 2020

  1.                              

Sierra cordobesa 24 mayo 2020

22 may 2020

EL ARTE DE ENVEJECER

EL ARTE DE ENVEJECER
A mis hijos

Yo creo, queridos hijos, que hay distintas formas de rodar: como simple rueda o como bola de nieve. Las ruedas, ya se sabe, se desgastan con el camino, se enmohecen, oxidan, se tornan chillonas, se  astillan, se desbaratan y ni para leña sirven.
Las bolas de nieve, por el contrario, van creciendo con el rodaje, si bien arrastran y envuelven abrojos, guijarros, espinas …, vida, en definitiva que os acompañarán para que entendáis que solo somos eso: polvo del camino

UN BREVE RELATO COMO PRÓLOGO

DE LA MUJER QUE LE NACIERON GOTERAS
      
 UNA mujer octogenaria  vivía sola en una casa llena de recuerdos. Cada amanecer, ilusionada, se levantaba, salía a la calle, paseaba contemplando cómo crecía el día e invariablemente se repetía: ¡Qué feliz soy!  Tengo mucho; no preciso más.
Pero una mañana, tras larga noche de lluvia, nada más abrir los ojos observó sobre su cabecera una mancha de humedad que auguraba una gran gotera.
¿Cómo? –se dijo– No puedo consentirlo. Debí preocuparme de limpiar el tejado antes del invierno. Hoy mismo Me pondré manos a la obra.
Efectivamente, logró que le limpiaran el tejado, si bien le advirtieron que estaba mal por el paso de los años. La mujer se dijo: No, no son los años; son mis despistes. Cambiaré tejas y todo volverá a ser nuevo. Y así lo hizo, pero he aquí que tras una tormenta, el techo de toda la casa comenzó a resentirse, no sólo de manchas sino de consumadas goteras  que irritaban a la mujer y la obligaban a poner remedios, al tiempo que se repetía: ¡Qué mal hacen las cosas! Cambiaré las vigas, por si acaso.
Pero, al menor chaparrón, las goteras se multiplicaban y cada vez eran más visibles a familiares y amigos. No obstante, la obstinación de la mujer la llevaba a disimular y su empeño de repetirse: ¡No, no lo voy a consentir!  Mi casa está muy bien hecha, mi casa es fuerte, mi casa está hecha a la antigua y se conserva como el primer día… La culpa es de los operarios. La culpa es del fuerte viento. La culpa es de mi falta de previsión…
Y, sin cesar, parcheaba cuantos deterioros se producían.
Llegó un día que la mujer, consciente de que no podía atajar el progresivo deterioro de su casa, reflexionó y se dijo: Verdaderamente esta casa tiene ya muchos años. Pero no tengo otra, ni puedo vivir en constante pelea con estas cuatro paredes que han sido mi cobijo y el de mi familia. Pondré palanganas y cubos a las goteras, buscaré los mejores remedios para evitar otras nuevas; tendré que aprender a convivir con ellas y dormir bajo un paraguas.
Y a partir de aquel día, la mujer  notó que aquellas agresivas goteras, si bien caían, lo hacían  con más suavidad y producían un agradable sonido que la adormecían en sus peores horas como si de un relajante concierto se tratara.


MORALEJA: Está bien poner   remedio a nuestra inevitables goteras, pero mucho mejor prevenirlas, retrasarlas y  cuando ya no se pueda, aceptarlas de buen grado porque si es verdad que deterioran nuestro cuerpo, pueden engrandecer nuestra alma.



21 may 2020

EL ARTE DE ENVEJECER



Copiado de una Agencia periodística


El arte de envejecer. Guía práctica para mayores felices es el nuevo libro de la prolífica autora Isabel Agüera que, editado por Almuzara, reivindica de un modo apasionado el rol activo de nuestros mayores, un colectivo social cada día más amplio, postulando sin complejos el uso de las nuevas tecnologías y el acicate de la curiosidad como fuente de renovación.
Para la autora, se trata de una etapa que, "si bien conlleva sus achaques y goteras, cuenta con el inapreciable caudal de la experiencia acumulada, que permite saborear aspectos de la vida que a la juventud le suelen pasar desapercibidos".
Todo ello sin caer en el absurdo, tan frecuente, de negar la evidencia: "la edad está ahí y uno debe aceptarla y asumirla", asegura la autora. Pero ese reconocimiento no impide seguir alentando metas, nuevos retos y logros, a pesar de la imposición social que constantemente reta a nuestros mayores a permanecer en un estado de eterna juventud, y a vivir de lo puramente estético y superficial para no ser rechazado por una sociedad cada vez más narcisista.

"Desde ese despropósito intentamos disimular, y lo que es peor, tratamos de negar la evidencia: nos hemos hecho mayores", asevera Agüera, sin embargo, no se es viejo por la presencia de achaques, que a veces se dan también a edades muy tempranas, sino por una actitud derrotista ante la vida, carente de estímulos e ilusiones y repleta de críticas y malos augurios.
El arte de envejecer revela cómo es posible armonizar los rigores de una edad más o menos avanzada con un espíritu capaz de asumir nuevos retos y nuevas metas. "El elixir para lograrlo reside en la capacidad que tengamos para inventar, para crear y forjar proyectos cada día, para darles cuerda y descubrir que nuestra disposición es la clave de todo" afirma la autora.
La vida es tan solo el relato de un día, relato que sin guión deben vivir, interpretar tanto jóvenes como mayores, pincelando en él lo mejor que tengamos y sepamos., pero nunca dejarlo en blanco mancharlo tan solo con nuestro  estado de ánimo.




20 may 2020

EMPEZAR D ENUEVO

DIARIO CÓRDOBA / OPINIÓN
ISABEL AGÜERA

   

El, escuálido, enfermo, con deslucido uniforme de soldado, abrazando a un tiempo a mujer y cuatro hijos, empuja con rabia contenida una puerta y exclama: ¡Al fin estamos en nuestra casa! Ella, cobijada en el abrazo, casi niña de un día, vivido en los horrores de una guerra, lloraba y repetía: se lo han llevado todo; no tenemos nada. Pero él, con los soliviantos de bombas y trincheras golpeando todavía sus sienes, levantó la vista al cielo y exclamó: ¡Pero estamos vivos! Demos gracias a Dios. Tendremos que partir de cero y empezar de nuevo. 
Y un rosal de exuberantes rosas amarillas, una mesa, un aparador, hierba crecida y nada. La vida por delante y la fe como bandera. 
Se trata, sí, de un relato de una de mis obras, pero es real y no con intención de juzgar el pasado que como dijo Churchill sería perder el futuro, sino como dijo otro premio Nobel, Anatole France, solo con el pasado se forma el porvenir.  Super adversa augere . Es decir: Hay que sobreponerse siempre a las dificultades y eso es lo que ahora nos toca. Una articulista catalana, Pepa Masó escribe refiriéndose al catalán algo que yo extrapolo  a los tiempos que vivimos.  El fuego –dice- quema el papel pero también templa el acero. Quiere decir que ante la adversidad tenemos dos caminos: el primero, el más fácil es el de la lamentación y crítica, el de creernos que todo está perdido. El segundo es el camino del optimismo. El ser conscientes de que estamos vivos y podemos   y   al igual  que nuestros padres dijeron aquello de tendremos que partir de cero, empezar de nuevo, nos toca crearnos y crear, con el potencial  más grande que tenemos, la vida. Yo suelo decir que la  vida es tan solo el breve relato de un día, relato que hoy estamos escribiendo en un rojo subido como si nada hubiera ya que hacer, pero cojamos el pincel verde esperanza por bandera y nuestro relato será  un empezar de nuevo.


17 may 2020

DÍA INTERNACIONAL DE INTERNET



         

Una de la madrugada. En Córdoba. Desde mi terraza

Feliz día, amigos internautas.

16 may 2020

BESOS


                  AVENIDA DE CARLOS III. CÓDOBA

En manantial de sueños desperté...
Remolino de tonos rosados, grises, anaranjados, violetas…, mas bien húmedos por el cielo.
¡Qué mágica luminosidad en tierra, cielo, horizontes...!
¡Qué suave el aire que noto palpitar en mis mejillas..!
¡Qué bella diosa blanca esta mañana de primavera!
¡Qué colmenar de azahares mi alma, éxtasis de madrugada!
Algunas nubes surcan mis cielos amanecidos tan de mañana... Día y hora de lejanos ecos, de rosas quemadas, de sueños rotos..., de palabras silenciadas.
¡Qué poca cosa yo, estrella fugaz en brazos de alas calmas! ¡Qué niñas mis lágrimas, sin destino, desbordadas..! 
¡Qué ardor en mi sangre, pulmón de lúcidos pálpitos, soplos de amor errantes!
Me izan aires y me ensamblan a un inédito, extraño, fantasmagórico futuro. 
¡Me crecen remos en el mar de tan larga travesía!
¡Me seduce y conjura, no obstante esta multiplicada resurrección de días! 
Nubes que llegan, trenes que pasan, hojas que reverencian mi paseo... recuerdos que me arrullan en los adentros... 
Y yo que sigo.
¡Qué mañana, qué ola, qué amor..!
¡Cuántos, cuántos besos perdidos sin destino!
¡No los dejéis pasar; son para vosotros, mi gente del mundo!
Son besos sinceros, bañados, tal vez, en lágrimas, unas veces; en sonrisas, otras.
Son besos de madre, hija, hermana, amiga, amante...
Son besos que saben a deseos de caricias y ternuras.
Son besos que no piden nada a cambio...
¡No los dejéis pasar; son para vosotros, mi gente del mundo!
 .