ISABEL AGÜERA
El, escuálido,
enfermo, con deslucido uniforme de soldado, abrazando a un tiempo a mujer y
cuatro hijos, empuja con rabia contenida una puerta y exclama: ¡Al fin estamos
en nuestra casa! Ella, cobijada en el abrazo, casi niña de un día, vivido en
los horrores de una guerra, lloraba y repetía: se lo han llevado todo; no
tenemos nada. Pero él, con los soliviantos de bombas y trincheras golpeando
todavía sus sienes, levantó la vista al cielo y exclamó: ¡Pero estamos vivos!
Demos gracias a Dios. Tendremos que partir de cero y empezar de nuevo.
Y un
rosal de exuberantes rosas amarillas, una mesa, un aparador, hierba crecida y
nada. La vida por delante y la fe como bandera.
Se trata, sí, de un relato de
una de mis obras, pero es real y no con intención de juzgar el pasado que como
dijo Churchill sería perder el futuro, sino como dijo otro premio Nobel,
Anatole France, solo con el pasado se forma el porvenir. Super adversa augere . Es decir:
Hay que sobreponerse siempre a las dificultades y eso es lo que ahora nos toca.
Una articulista catalana, Pepa Masó escribe refiriéndose al catalán algo que yo
extrapolo a los tiempos que
vivimos. El fuego –dice- quema el papel
pero también templa el acero. Quiere decir que ante la adversidad tenemos dos
caminos: el primero, el más fácil es el de la lamentación y crítica, el de
creernos que todo está perdido. El segundo es el camino del optimismo. El ser
conscientes de que estamos vivos y podemos
y al igual que nuestros padres dijeron aquello de
tendremos que partir de cero, empezar de nuevo, nos toca crearnos y crear, con
el potencial más grande que tenemos, la
vida. Yo suelo decir que la vida es tan
solo el breve relato de un día, relato que hoy estamos escribiendo en un rojo
subido como si nada hubiera ya que hacer, pero cojamos el pincel
verde esperanza por bandera y nuestro relato será un empezar de nuevo.
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