Mis pensamientos, poemas, cuentos... de Isabel Agüera

30 may 2019

Recuerdo de un día

 Un día inolvidable aquel que fui elegida para representar el respeto. 

Nuca hubiera imaginado que se fijaran en mí para aquel solemne acto en Madrid. 

Hoy Facebook me lo recuerda, y yo vuelvo a dar las gracias.



26 may 2019

PRIMERA COMUNIÓN

 A mi nieto Gonzalo, tras dieciséis años
Casi a la mano tengo aquel día de tu nacimiento, cuando mis brazos fueron los primeros que te acunaron en este mundo. ¡Que torbellino de sentimientos nuevos conmocionaban mi alma! Tu llegada a mi vida era como si, retrocediendo en el tiempo, me hiciera madre de nuevo por primera vez. Mis ojos fijos en tu realidad palpitante derramaron lágrimas de emoción, al tiempo que un sin fin de interrogantes me crecían sin respuesta en los adentros: ¿Te vería crecer sano y feliz? ¿Encontrarías en este mundo ese lugar mágico donde la justicia,   el amor... hacen `posible que los hombres vivan en paz..? ¡Cuántas cosas, pequeño mío, soñaba para ti, tan recién nacido que sólo eras la gran novedad que todos
contemplábamos como el milagro que se nos vino a las manos en un día maravilloso de julio de hace ya ocho, casi nueve años!
Y el tiempo ha ido dejando atrás aquel  primer gol que te hizo sentir,  en tu gran ingenuidad, protagonista y líder indiscutible, y dejó atrás tus primeras incursiones y descubrimientos en precocidades que te desconcertaban: el grillo muerto, la gente sin casa, los cajeros que no te daban dinero, el abuelo Mariano que no caía del cielo con la lluvia... ¡Cuántos desayunos y juegos compartidos! ¡Cuántas noches llenando el gran hueco  vacío de mi cama! ¡Con cuánta avidez viviendo y sitiendo tus momentos!
Pero he aquí que se te avencina un gran acontecimiento: tu Primera Comunión, algo que no obstante, parece ser mucho más importante para los demás que para ti. Algo, sí,  fue problemático para tus pocos años: la confesión. ¿Qué tengo que decir, mamá..? - preguntabas con tanta ingenuidad que daba pena escucharte. Y los mayores  empeñados  en elevar a  la categoría  de pecados pequeñas faltas de educación.
Mi querido niño: En este día quiero dejarte un mensaje para cuando sepas entenderlo: sólo pecan los que no tienen amor en sus corazón. Por eso, que este gran día, sea, ante todo, un paso que inconscientemente, hoy, con responsabilidad, mañana, te haga caminar siempre en el maravilloso Mandamiento del amor. También  hoy me emociono: has crecido.







22 may 2019

MI QUERIDA NIÑA

DIARIO CORDOBA /  EDUCACIÓN

Casi no puedo recordar los años que me separan de Lucía, aquella niña de mejillas azuladas, ojos pequeños y vivos como gotas de agua, aquella pequeña que encontré en una escuela de pueblo. No obstante, mi querida niña --hoy serás una mujer-, el tiempo transcurrido, tu recuerdo ha permanecido en mi memoria. Un maestro, ¿sabes?, es como una esponja gigante que, gota a gota, sin perder ni una, se va empapando de los sueños, del amor, de la alegría, dolores, angustias que desequilibran y azotan a seres tan indefensos como lo eras tú.
Por eso, pequeña, compendio de tantos desamores e incomprensiones, te quedaste para siempre, y en lugar privilegiado, en la historia de mi vida. Lucía era de esos niños que desesperan a padres y maestros, porque su comportamiento estaba lejos de ajustarse al modelo convencional que la lógica de los adultos ha dictado e impuesto como ley. No había nada más que ver sus brazos de fideo siempre acardenalados y oír sus desconcertantes e ingenuas explicaciones: «Es que mi madre me da pellizcos, y mi padre me pega porque no aprendo, y las maestras me castigan y yo no quiero escuela y es que yo quiero ser peluquera».
Por tercera vez aquella pequeña repetía primer curso. Me la presentó  su última maestra: ahí tienes a Lucía, un traste que no  hace nada más que molestar. Por edad   destacaba en todo entre sus compañeros. Su casi exclusiva actividad consistía en tratar de peinarlos, para lo que en el bolsillo llevaba una peineta y un bote con agua. Las protestas eran continuas y justificadas.
Un día le propuse un trato: «Cuando salgan los niños, me peinas a mí, pero a cambio tengo que enseñarte a leer». 
Y cada tarde, las manos suaves de aquella niña se deslizaban por mis cabellos, al tiempo que repetía: «Ma, me, mima», etcétera. Cuando acabó el curso leía y escribía sin problemas. Mi interinidad no me permitía posibilidad de volver al curso siguiente.
La tarde de mis despedida, los alumnos rodeaban mi coche con expresiones de cariño y hasta con lágrimas, pero Lucía no estaba. Esperé y hasta con algo de ansiedad me resistía a irme sin despedirme de ella.  Al  fin, atardecía y no podía esperar más, pero nada más alejarme del Centro Escolar salió al paso de mi coche, arrojándome un ramo de amapolas, al tiempo que con lágrimas me decía: «¡Qué mala pata el que tenga que irse!» 
Y se me abrazó sin palabras; también yo me quedé muda. De nuevo mi coche en marcha y por el espejo retrovisor  una niña con la mano levantada, imagen que para siempre quedó grabada en mi memoria y sobre todo en mi corazón y sentí rabia por no poder cambiar una enseñanza que nada tenía, ni  tiene que ver con los intereses de los niños, y sentí rabia por dejar a Lucía  en manos de nadie.

18 may 2019

Piel de Dios


En alboroto de mercadillo  en tiempo de  vacaciones, perdí mi reloj. Muchas  urgencias que cumplimentar me reclamaban horas y, pronto encontré  un elemental recurso: el tenderete de un hombre de piel negra, al paso. 
Él, joven, robusto, negro azabache con vestiduras orientales, con sumo agrado me mostraba su mercancía en tanto unas  palabras casi suplicaban: ¿me deja que se los pruebe?  Con delicadeza extrema, reloj por reloj los ajustaba a mi muñeca y ni tan siquiera sus dedos la rozaban.
Ausente de la urgencias, de las prisas, de la hora, de los modelos, del precio, eclipsada en una agradable sensación, también mis palabras de súplica: en su muñeca puedo  apreciarlo mejor, ¿me deja?
Extendiendo su brazo, exclamó: ¡faltaría más! Le ajusté la cadenilla  de un pequeño reloj y en mi deliberado cometido, un leve roce, cálido y suave, y  una súbita sorpresa: la piel no tiene color. Es tan sólo piel. 
Me alejé con el reloj en mi muñeca y con una sensación clara de que había rozado la piel de Dios.


15 may 2019

Día Internacional de la Familia


Mi gran familia, hace años en las Bodas de Oro de mis hermanos Juan y Blanca.
La mayoría  de los pequeñitos, hoy tienen ya sus carreras terminadas trabajando

FAMILIA Y EDUCACIÓN
Hemos repetido muchas veces que educar hoy es todo un reto, y basta una breve reflexión para entenderlo y aceptarlo con todas sus consecuencias.
Nos encontramos  en una sociedad que nunca antes en la historia la humanidad se habían producido más cambios en menos tiempo, cambios que llegan a los hijos, a los alumnos a sus principales ámbitos de vida: familia, escuela, ambiente.
En este corto espacio analicemos hoy los problemas surgidos en la familia a la hora de educar a los hijos. Es verdad que existe una preocupación generalizada, tal vez mayor que nunca, por el tema, pero al mismo tiempo, el desconcierto reina a la hora de constatar que para nada les sirve  como modelo nuestra  experiencia vivida como hijos en nuestra infancia.
Si analizamos  algunas de las pautas que marcan esas diferencias educacionales, tendríamos que comenzar por aceptar cómo ha cambiado la propia institución familiar con respecto a la de hace algunos años. Por lo pronto nos encontramos  que, en la mayoría de los hogares, trabajan ambos cónyuges, y siendo esto normal, ha producido el lógico cambio de roles, en muchos casos, en la pareja que se simultanean la atención y educación de los hijos.
Los hijos por su parte estudian, trabajan con horarios múltiples por lo que difícilmente hay comidas familiares. Tampoco la puerta de los pisos se cierra para todos a la misma hora. Los temas de conversación, los gustos, el vocabulario, etc. distan mucho de ser lo que eran.
¿Qué hacer, pues para educar en responsabilidad? Se necesita, ante todo, querer, porque ser padres, educar, hoy es ante todo cuestión de actitud: los hijos son lo más importante,  y deben estar en el número uno de prioridades de los padres, por lo que habría que promover foros familiares de encuentro y diálogo, foros de formación y reciclaje, dejando a un lado ceremonias y discursos y aceptando de antemano que ellos son  también hijos de los tiempos, de los medios, de la calle…
Echémosle una mano y para ello nada mejor que escuchar, compartir, convivir y dejar de un lado tantos reproches, reprimendas y comparaciones. Ellos jamás serán copia, repetición de nuestros modelos.
Apoyo, sí, cuando se sientan inseguros. Estímulo, orientación, paciencia, firmeza, humildad, etc. Ingredientes imprescindibles para educar hoy, en familia.
 ¡Ojala lo entendamos todos y seamos conscientes del gran valor que es la familia y sobre todo entendamos  nuestro papel de padres en estos difíciles tiempos.