Mis pensamientos, poemas, cuentos... de Isabel Agüera

28 mar 2019

Abuelos canguros




Un día, hace años, la abuela de uno de mis alumnos me decía literalmente:  me ha dicho el médico que tengo los huesos como de cristal que procure  tener mucho cuidado de no caerme y  que procure    ir a la piscina a nadar que es muy bueno, pero no puedo: tengo que  quedarme con mis nietos.
Creo que la mayoría de vosotros sabe  qué pienso al respecto. No obstante, la opinión de todos, es muy  considerable, porque ese tipo de obligaciones nos corresponden muy especialmente y cada uno puede hacer lo que le plazca. Quiero decir que no se trata de hacer debate alguno; simplemente  exponer  opiniones, todas, por mi parte, respetables.
Y pienso y opino
- Que  los abuelos  no deben sentirse obligado a ser el canguro de sus nietos.
- Que los niños precisan  movimiento, juego, mucha actividad que la mayoría de los abuelos no pueden darles.
- Que no deben mentir a los nietos, cuando nos preguntan cosas para las cuales no tenemos respuesta.  Si no puede decir la verdad, sencillamente expresarlo así, pero nunca mentirles.
. Que jamás deben desautorizar a los padres. Si opinan que están equivocados, debe tratarlo en privado con ellos.
- Que por ningún motivo  se debe   chantajear a los nietos.
- Que no se puede   asustar a los nietos para conseguir determinados fines.
- Que no se les puede consentir todo. Hay que dilatarse pero no derretirse. 
- Que jamás deben hablar de forma negativa a cualquier manifestación sexual natural de los pequeños. 
- Que no deben llamar pecado a una palabra soez o grosera, aprendida de los adultos.
- Que no deben hablarles, como verdades absolutas,  del cielo, de Dios de la Virgen, de la muerte, del pecado, etc. Puede suscitar preguntas para las cuales no van a tener respuestas.
- Que no se les puede sermonear   acerca del pasado como mejor tiempo.
- Que en ningún caso se debe silenciar la opinión de los nietos. Primero escuchar, después opinar.
- Que  no es conveniente   disimular siempre posibles dolores o achaques;  tampoco abusar de ellos ante los nietos.
- No olvidar   que los nietos son el futuro que pasa, casi milagrosamente, por sus manos, un futuro que debe  culminar en una auténtica obra de arte y que para ello, su granito de arena es imprescindible porque paso a paso se hace el camino.
- Hay que ser valientes y decir, no, a los  hijos, cuando nos proponen ser canguros de los nietos, porque entre otras muchas razones, no es bueno ni para los abuelos, ni para los nietos.
Y a mí, al menos, no me valen las excusas de muchos abuelos: ¡como trabajan los padres...! Pues, sí, y es una suerte, pero con mucha más razón pueden pagar una guardería o tener al  verdadero canguro que cuide de ellos.

Muchas anécdotas podría contar, pero una muy singular: la abuela, cargada de achaques, se  trasladaba bien temprano a casa de su hija para cuidar a los nietos.  La hija, en un gran mercedes, se iba para todo el día, y la abuela tenía que recorrer un buen trecho para llevar y recoger a los nietos al colegio. Un día le pregunté: puesto que hay comedor, ¿por qué no se quedan y su hija los recoge? La buena mujer, encogiéndose de hombres solo exclamo: ¡ea!

27 mar 2019

DÍA INTERNACIONAL DEL TEATRO



                           
                           

Hoy se celebra "El Día Internacional del Teatro".  Un día para mí muy especial, ya que desde niña, el hacer teatrillos era un de mis hobbies favoritos, hasta el punto de  crear mi propia  “compañía” , cuando solo tenía  diez años y a la vista de que  mi hermana y sus amigas, que también  hacían teatros, me rechazaban porque decían que era muy sosa. En los patios de las casas, montábamos escenarios con sábanas como telones y poco más. “El patio de butacas”  consistía en tablones apoyados en  piedras, adoquines que  buscábamos por todas partes. Mi padre, cuando se enteraba de que cobrábamos una perrilla por cabeza, me obligaba a devolverla: ¡qué vergüenza
-decía-,  la hija del director del Banco vendiendo papeletas!
Pero aquella niña que soñaba con el teatro, nada más pisar la primera escuela, en horas extra, con niños y con mayores, organizaba teatros que representábamos por los pueblos de los alrededores, trasladándonos en camiones con el equipaje de disfraces y decorados a cuestas.
Para no extenderme demasiado os cuento una anécdota que ya algunos habréis leído, pero es  que ha habido veces, a lo largo de mi vida profesional, que me han sorprendido cosas que han funcionado sin que  ni tan siquiera lo pudiera imaginar. Este es el caso de José María -nombre ficticio-, un chaval de once años,  tartamudo, pero gracioso y querido por todos los compañeros.
Con motivo de la fiesta de fin de curso, organicé un  divertido guión de teatro. Para ello, la responsabilidad de adjudicar “papeles” la hacía  siempre  recaer sobre los alumnos. Sin ningún problema y por unanimidad, nombraron como protagonista  a José María. 
Por supuesto acepté la decisión, pero me eché a temblar pensando el problema que para él iba a suponer y, de cara a la puesta en escena, lo que se podía organizar con aquel chaval de tartamudez más que evidente.
Ensayaron, prepararon disfraces, decorados, etc. Y todo con gran entusiasmo y algarabía, a veces, difícil de contener en el transcurso normal de las clases.
Nadie habló de la tartamudez de aquel alumno. Parecía como si los compañeros y compañeras, los mejores conocedores de tal problema, la hubiesen olvidado.
Por supuesto, a mí me preocupaba, pero también observaba y callaba. Lo hablé con el logopeda que también andaba preocupado y que me aconsejaba que, con cualquier achaque, lo sustituyera. Pero no, el  sustituirlo me parecía profanar la decisión de sus compañeros y, por supuesto, el entusiasmo del niño, sobre todo. ,  creatividad,odo. y, por supuesto, elentusiasmo de uier achaque lo sustituyeraritos, hasta el punto de  crear mi propia  "  
Y llegó el día de la puesta en escena. El patio de recreo del Centro, transformado en teatro, estaba rebosante de padres, madres, abuelos, tíos, vecinos...  Con impaciencia se esperaba la representación titulada “Tu hermano es un hombre”, parodia de la que yo soy autora, y cuyo personaje principal, el padre. como ya he dicho, era José María.
Bueno, ante la sorpresa mía, creo yo más que de la  de nadie, aquel niño pronunció   palabra tras palabra sin atrancarse ni una sóla vez. 
Parecía milagroso. El logopeda, que le ayudaba, me miraba y sonreía; también él estaba sorprendido.
Y lo más curioso de todo es que aquel alumno, tartamudo de siempre, a partir de aquel evento, jamás  volvió a tartamudear.

En mis obras publicadas están   repetidamente, comentadas las ventajas del teatro pero una vez más me refiero a ellas porque creo que es preciso repetir una y otra vez para que las cosas calen. Con el teatro se consigue una socialización natural y fluida, se enriquece el vocabulario, se aprende a leer modulando, se aprende a comprender, que es lo más interesante, se corrigen posturas, movimientos, soniquetes, se potencia la memoria,  creatividad, etc. Y sumamente importante, también, los niños se sienten felices ensayando  teatros, teatrillos, les llamo yo, por su extensión y sencillez,  e incluso los de más edad, son capaces de escribir sus propios guiones. 
De las muchas ventajas del teatro tenemos que deducir que no se trata de una actividad festiva y compleja para determinados días, como generalmente se entiende sino que debe ser práctica habitual en las aulas y desde mi punto de vista  dando  libertad a los alumnos para que  entre ellos elijan personajes, decorados, e incluso los  posibles disfraces que deben ser lo más sencillos posibles. A veces con una simple careta y siempre desde la creatividad y el mejor ambiente posible.


26 mar 2019

Quiero ser gitana


Preciosas  hojas en mi terraza

Atardeceres de mi pueblo en primavera. Calles largas de sol, poseídas ya por generosa floración de geranios y gitanillas, por algarabía de chiquillos en horas de ocio, por piar de pájaros que sobrevuelan tejados y árboles y, como los trigos, las cigüeñas, las amapolas, llegaban  también, cada año, con la primavera, los gitanos.
Y llegaban con sus canastillas de mimbre y enjugaderas, con sus cacharros de hojalata, cargados de churumbeles  que, medio en cueros, corrían por las calles graciosos y agradecidos a la caridad de la gente.
Y recuerdo una  tarde, casi única en mi vida: El sol en anaranjado crepúsculo declinaba dorando las piedras del viejo puente romano. El cementerio, alargado en cipreses, ondeaba en sombra porel río.
 Las  calles, las plazoletas... empezaban a ser silencio negro, misterio, miedo, secuelas trágicas en aquellos años de la posguerra. Los religiosos toques de Ángelus irrumpían como halo de paz y oración.
 Y yo, niña de cuentos, juegos, niña de sueños, desafiando encantamientos y maleficios, me acerqué al mísero y humeante campamento gitano. Y allí, una burra seca que se revolcaba en el tierno verde de la  primavera, y canalillos de agua que corrían por entre los pies descalzos de los gitanos,  y canciones, palmas y bailoteos, y allí, fuego, mantas por los suelos, ramos de jazmines, garrafas de agua...Y allí mi más insólito descubrimiento, un indescriptible olor, mezcla de paja, pringue, caminos, conjuros, historias...
 Daban las doce campanadas de la noche en el reloj del Ayuntamiento. Por mi balcón una luna llena que me arrebataba en precoces éxtasis de nostalgia.
Y aquella niña de diez años, escribió en la tela de su almohada, una singular frase: Quiero ser gitana







22 mar 2019

ESCENARIOS DE SOLEDAD


Sí, plazas y jardines  son    escenarios elegidos por los ancianos para rastrear en  el silencio de árboles, pájaros, flores, fuentes…una vida  silenciada por los años pero que, como cálido rescoldo, avientan  con el único soplo que les queda: el recuerdo de lo que fue.

¡Cuánta soledad cerca de nosotros! Rozando nuestros pasos, que caminan siempre en imparables urgencias, están ellos.
Solos en compañía, compartiendo plaza, jardín, poyete, ruidos, silencios, pero… sus ojos buscan en distintas direcciones: pueblo, familia, amigos, historias… allí donde posan sus opacas miradas, se encuentran naciendo, luchando, sufriendo, gozando, ayer, pero en esta soledad de hoy, llena, no obstante, de misterios, cuando abren el micro del magnetófono, que es su alma, notan cómo ya sólo se  van grabando los sonidos largos, ¡muy largos! de las horas.
De sol a sol, mientras la ciudad eclosiona  en afanes, ¡qué solo y frío el escenario que protagonizan nuestros ancianos!

Pasos que no van a ningún sitio.
Ojos que miran y no ven.
 Labios sellados de los que huyeron sonrisas y palabras.
Corazones que laten al pesado ritmo de los días sin nombre.
¡Recuerdos, sólo recuerdos que buscan y encuentran, chispas de felicidad, en el índice del pasado, en la memoria perdida de las cosas!

¿Dónde vas abuelo? de sol a sol, transitas, peregrinas, buscas… pero, desde que decidimos que eras mayor, ¡muy mayor!, no dejamos para ti más camino que la soledad, más espacio que  la negra  pasarela del olvido, de la indiferencia,.

La vida con el paso de los años, inevitablemente, se va transformando para todos  en montón de pérdidas en las que sigue latente el pasado, única referencia, tal vez, de lo que fuimos y de lo que tan sólo queda la potente voz de los recuerdos sumidos en la cada vez más lejana memoria. 

PERO…
No no es el  tiempo, ni la edad  los   culpables de la soledad de los mayores. no, lo somos todos, cuando…
Les hacemos caer en la cuenta de sus torpezas.
Cuando tan sólo son número en nuestras casas.
Cuando, abandonados en plazas y jardines, no les dejamos más hora que la de comer y dormir.
Cuando permitimos que  su voz se torne silencio porque no hay eco que les responda.
Cuando dejamos que les sobren brazos porque de nada nos sirven.
Cuando, en definitiva, más que ellos, pensamos qué hacer con ellos...  
No consintamos jamás que un mayor se sienta inútil a nuestro lado. Démosle oportunidad de colaborar, de enseñar, de echar la mano que pueda a las cosas que pueda porque de ello dependerá su supervivencia.
Tiende una mano al mayor para que, sin miedo, se incorpore a los cambios elementales que todos experimentamos. Otra cosa equivaldría a dejarlos arrinconados sin remedio.
No hay mejor espejo para nuestras vanidades que contemplar el rostro de un mayor, cuando se siente de vuelta de todo.
Todos nos vamos haciendo mayores día a día y creo que sería necesario tener en cuenta la gran riqueza que pueden aportarnos las personas mayores y todo lo que pueden enriquecer nuestro crecimiento.