Un día, hace años, la
abuela de uno de mis alumnos me decía literalmente: me ha dicho el médico que tengo los huesos
como de cristal que procure tener mucho
cuidado de no caerme y que procure ir a la piscina a nadar que es muy bueno,
pero no puedo: tengo que quedarme con
mis nietos.
Creo que la mayoría de vosotros sabe qué pienso al respecto. No
obstante, la opinión de todos, es muy considerable, porque ese tipo de obligaciones nos corresponden
muy especialmente y cada uno puede hacer lo que le plazca. Quiero decir que no
se trata de hacer debate alguno; simplemente
exponer opiniones, todas, por mi
parte, respetables.
Y pienso y opino
- Que
los abuelos no deben sentirse
obligado a ser el canguro de sus nietos.
- Que los
niños precisan movimiento, juego, mucha
actividad que la mayoría de los abuelos no pueden darles.
- Que no deben
mentir a los nietos, cuando nos preguntan cosas para las cuales no tenemos
respuesta. Si no puede decir la verdad, sencillamente expresarlo
así, pero nunca mentirles.
. Que jamás
deben desautorizar a los padres. Si
opinan que están equivocados, debe tratarlo en privado con ellos.
- Que por ningún motivo se debe
chantajear a los nietos.
- Que no se
puede asustar a los nietos para conseguir
determinados fines.
- Que no se les puede consentir todo. Hay
que dilatarse pero no derretirse.
- Que jamás deben hablar de forma negativa
a cualquier manifestación sexual natural de los pequeños.
- Que no deben llamar pecado a una palabra
soez o grosera, aprendida de los adultos.
- Que no deben hablarles, como verdades
absolutas, del cielo, de Dios de la
Virgen, de la muerte, del pecado, etc. Puede suscitar preguntas para las cuales
no van a tener respuestas.
- Que no se les puede sermonear acerca
del pasado como mejor tiempo.
- Que en ningún caso se debe silenciar la
opinión de los nietos. Primero escuchar, después opinar.
- Que
no es conveniente disimular siempre posibles dolores o achaques;
tampoco abusar de ellos ante los nietos.
- No olvidar que
los nietos son el futuro que pasa, casi milagrosamente, por sus manos, un
futuro que debe culminar en una
auténtica obra de arte y que para ello, su granito de arena es imprescindible
porque paso a paso se hace el camino.
- Hay que ser valientes y decir, no, a
los hijos, cuando nos proponen ser
canguros de los nietos, porque entre otras muchas razones, no es bueno ni para
los abuelos, ni para los nietos.
Y a mí, al menos, no me valen las excusas
de muchos abuelos: ¡como trabajan los padres...! Pues, sí, y es una suerte,
pero con mucha más razón pueden pagar una guardería o tener al verdadero canguro que cuide de ellos.
Muchas anécdotas podría contar, pero una
muy singular: la abuela, cargada de achaques, se trasladaba bien temprano a casa de su hija para
cuidar a los nietos. La hija, en un gran
mercedes, se iba para todo el día, y la abuela tenía que recorrer un buen
trecho para llevar y recoger a los nietos al colegio. Un día le pregunté:
puesto que hay comedor, ¿por qué no se quedan y su hija los recoge? La buena
mujer, encogiéndose de hombres solo exclamo: ¡ea!
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