Mis pensamientos, poemas, cuentos... de Isabel Agüera

20 mar 2019

Carta a mi hija, maestra

DIARIO CCÓRDOBA / EDUCACIÓN
A mi hija Isabel María
   


“El maestro deja una huella para la eternidad; nunca puede decir cuándo se detiene su influencia”. Henry Adams, historiador  estadunidense.

Un viejo marinero me dijo un día: para ver el mar, no te detengas en la orilla. Mira hasta lo más lejos que te alcance la vista, y allí, detente. Comprobarás que si bien, tu mirada llega lejos, no es nada comparada con la inmensidad del océano.
Hoy, mi querida Isabel María, cuando, con lágrimas en los ojos, me confesabas un día ya lejano que, al alcanzar por fin tu destino en Córdoba, sientes el inmenso desgarro que supone dejar tu escuela de tantos años, dejar a tus compañeros que, ante todo, son amigos, dejar a esos alumnos que también casi lloran por tu despedida, pero hoy, tu madre, puede entenderte como nadie porque, muchas veces en mi magisterio, tuve que pasar por tan difícil trance y porque, a pesar de tus rabietas, propias de largos días en el crudo batallar de las aulas, siempre supe de tu amor a los alumnos, manifiesto en cada palabra, en cada gesto y sobre todo, en cada trabajo e inquietud por lograr motivación, participación, interés por la cultura en general y por cada uno de tus alumnos en particular. 
No obstante, quiero decirte que la meta para nadie es una determinada situación, y menos que para nadie, para los maestros. No te quedes en la placidez de una orilla que puede gratificarte por ser esa maravillosa rutina a la que se accede cómodamente. Mira hacia el horizonte y descubrirás, ¡cuán inmenso es el océano de las expectativas y de los sueños! Más allá te esperan nuevos compañeros y, sobre todo, nuevos alumnos cuyos nombres, sumándose en amor, harán historia en el índice de tu vida. Índice al que te remitirás con los años y en tus oídos renacerán ecos de esas bellas melodías que, sin palabras, te devolverán la magia del trabajo bien hecho.
Sueña, hija, soñadora como eres, con un mundo mejor en el que tus alumnos se sientan ciudadanos universales, individuos capaces de sugerir, opinar, crear... Sueña despierta y empieza ya a caminar por la nueva senda que te aguarda. Echa la llave a tus recuerdos en ese pequeñito y querido pueblo donde has sido tan querida y proyecta tu luz hacia ese futuro que has empezado ya, y tus huellas en aquel pueblo, en otros centros escolares por los que ya  pasaste, quedaron para la eternidad; nunca sabràs cuándo se detiene su influencia.

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