Mis pensamientos, poemas, cuentos... de Isabel Agüera

26 abr 2019

DIÁLOGO CON UN POETA



Un año más llega el gran Día del Libro.  Me anticipo unas horas para rememorr cartas y versos de un gran poeta, Cristóbal Vega, de un gran amigo que se nos fue con la primavera. 
¡Qué amargos resultan los adioses a tantas cosas que nunca supimos ver! –me decía-  Al sauce de viejas ramas donde al despuntar el día canta alegre la calandria. Al gorrioncillo audaz que llega a nuestra ventana a traernos el mensaje de su tosca serenata… 
Querido amigo Vega: tú lo dijiste: no lloradle. No se ha ido; está aquí: no mueren los poetas. Tus versos, tus cartas, tus escritos son hoy testigos de mis lágrimas. Yo sé que no te has ido porque el aliento vivo de tus versos palpita entre mis manos y es tapiz hoy de lujo en mi casa: 
¡Ay, Isabel, tu terraza! / Donde un canario canta sus bellos trinos al alba / para una elegante novia de lunas y estrellas blancas / que quiere ser luz y faro para los mares eternos / de eternas madrugadas. 
¡Cuántos poemas, cuánta bondad, humildad y belleza oculta en una biografía de silencios y amores! Despedirse de la  flor, del jardín, de la apacible lluvia que cae blandamente sobre el claro silencio de las noches nostálgicas... ¡Y no ver más las estrellas del alba!  
No, amigo, tan sólo es un poema. A ti te quedan, al menos, mis primaveras, sonrisas, bellas tardes románticas, te quedan  mis mariposas, lunas blancas y palomos trovadores que a la paloma cantan. No me dejes, por favor, sin tus versos, no me dejes sin tus cartas, porque puede que tus silencios me laceren por siempre el alma.  
¡Mira, mira, Isabel, cómo sigue vivo el sol! ¡Mira cómo sigue viva la mañana! No te mando  un adiós, sino un, hasta mañana.  Ahora ya  ¡todo es nada! Un recuerdo perdido... Y un beso en la nostalgia. Wilde dice: Hay que elegir a los amigos por su elegancia y  belleza
No sé qué viste en mí, pero nadie como tú valoro los sueños de esta mujer que recibía tus versos y poesías cada dlos recreaba en cada madrugada.

21 abr 2019

Resurrección 2019


¡Ojala seamos capaces de crear y recrear  cada día!

16 abr 2019

SIEMPRE QUEDAN ECOS

 CARTA A EMI


Anochece en la sierra, querido amigo: Un vientecillo agita las ramas de los pinos, mientras el sol, como mariposa de mil colores, pliega sus alas por entre las montañas de jaras y encinas. Una especie de latido conmueve las entrañas del lugar. Por unos instantes, la naturaleza se torna expectación: pájaros que vuelan, media luna blanca que empieza a dibujarse en el cielo; secretos que emergen de los profundos abismos al conjuro de la noche, sombras que se extienden solemnes en la estampa viva de esta hora, donde yo, nada, acallo recuerdos y sólo tengo voz para la nostalgia. 
Paso tras paso por el camino de polvo, transito sin más compañía que el sol poniente. Sol que muere allá en el horizonte de pinos redondos, mientras la luna, ya rutilante, va siguiendo mi rastro que busca el yermo negro, garganta que pondrá voz a este embrujo que ha enmudecido, con el último rayo verde, las alegrías, los colores, la música... de esta fuente viva que es el pozo, y el chirriar de cancelas, y el volar de palomos, y tus pasos, tus palabras por este camino, susurros ya pasados que reverbera el camino, la hora, tu recuerdo y que, no obstante, oigo, al fin, tu voz, allanando la morada del silencio, del viento... de los sueños-. Y el yermo, monstruo bueno, extiende sus brazos a mi tímida voz, que cada vez más coronada por la luna, se crece, clamando ¡Emiii! ¡Emiii!   
Y por entre montes, riachuelos, horizontes, hojas dormidas... el yermo, como   beso que estallara en mil rutilantes destellos, repite  y canta mis palabras al viento:  Emi, ¿dónde estás? -repite en sinfonía con esta sierra virgen, nido de alimañas y bandoleros.   
Un rastro irisa de luz el camino de retorno; las huellas de la amistad me devuelven la felicidad por las cosas soñadas que se hicieron realidad por la magia de un repente y en un repente sin nombre se esfumaron para siempre. Pero me queda, amigo, el eco de palabras pronunciadas en el amor de los instantes, de la complicidad, del silencio..., siempre queda el rescoldo de sentires compartidos en la paz de los momentos, siempre queda, alada, vigorosa, como un bello sueño, la imagen del efímero caminante con una sentida canción: “hombre pequeñito, déjame volar..” ¡Sí, yo pequeñita, te dejo volar! Libertad para ti, libertad para mí es lo que quiero: jamás olvido-

¡Mira, mira,  cómo esta sierra cordobesa se resiste en colores a ser triste y oscura! Ya se van los pastores… 
Tú fuiste testigo de aquel dúo de sueños. ¿lo recuerdas? Un beso. Isa

11 abr 2019

SUPERAANDO DIFICULTADES


Feliz con un pozo, un cubo, una cuerda y el aire fresco de la sierra que huele a libertad

Hoy es jueves. Sí, ayer tuve que ir al médico para un chequeo rutinario. Un poquito de descanso –me dijo y… ¿Descanso? -lo interrumpí-. No puedo estar sentada más de un cuarto de hora, no puedo dejar de  salir tan temprano a tomar mi café y empezar a escribir, no puedo… 
Mi retahíla de necesidades se elevaba y se refería a cada momento del día. Él callaba y sonreía. Me examinó muy detenidamente –un gran médico, por cierto- y tras una larga charla, confirmándome mi buen estado de salud física, entre otras cosas, exclavmó: ¡le voy a recetar solo una cosa! Se me quehdó mirando y exclamó: que no cambie nunca. ¿Cómo?  ¡Si soy un desastre! ¡Si no salgo de un mareo, cuando ya tengo un ataque de pánico!  ¡Si cuando no tengo neuralgia me come la alergia! ¡Si cuando...! Secuelas, Isabel, secuelas que le ha dejado la vida, pero no, olvide mi receta: no cnadie nunca.
Y  con la receta pegada en la frente salí de la consulta y con ella  me levanté esta madrugada. Tenía una cita, entre obligada y deseada. Hora, ocho de la mañana, pero a las seis ya estaba robotizada y aterrada. Me comía la agorafobia. ¿Cómo salir, desplazarme, saludar etc. sin tener quién me acompañara, sin un brazo que me diera seguridad? No voy, sí voy...¡Uf! No encontraba el bolso, no encontraba las llaves, se me caían las cosas de las manos, me ponía la ropa al revés, una especie de cataratas me crecían sin apenas dejarme ver con claridad..  Voy, no voy…. 
Salgo a la terraza. Mi avenida un vaho de  silencios, oscuridad  y los semáforos a lo suyo: rojos, verdes, anaranjados... Y yo, tragar aire, soltar aire despacio, muy despacio. Mirar a las lejanías, relajarme... Me arreglo, me miro al espejo y me veo angustiada, asustada... De pronto se me ocurre una idea: saco un porta maletas, le adjunto, como puedo, mi cartera de actos importantes y, ¡hala! Una improvisada mano a la que asirme.  Miro y remiro mi invento y pienso: ¿qué van a decir de mí, cuando me vean tirando de un carrito al amanecer? ¿Me tomará por loca mi importante protagonista de la cita? Me sudan las manos, me tiemblan las piernas... Es la hora. ¿Llamo o no llamo al taxis? ¿Voy o no voy? 
Al fin llamo al  taxis,  Lo espero. Mi carrito y yo nos hemos hecho amigos. En la espera, le hago una foto. No quedas mal -le digo-. Y me agarro a él como mi gran salvavidas. Dentro del taxis se me recrudece la angustia: ¿y si me da un mareo? ¿Y si me caigo? ¿Y sí, y sí...? ¡Señora, hemos llegado! -exclama el taxista ante mi inmovilidad sumergida en miedos. 
Y no, no me fue mal. Aguanté el tipo y quedé como Dios. Así que volví, más contenta que unas pascuas y derechita al espejo. ¡Anda si me encuentro con la receta de mi médico pegada también al espejito maravilloso: No cambies nunca. ¡Estás monilla! -exclama el charlatán espejito- ¡Anda, corre al ordenador y hazte una foto! Verás, veras cómo  pareces otra. No cambies tu hora de levantarte, no cambies tu café, tirada por las calles de madrugada, no cambies  tu hora del chocolate, no cambies... Oye, niña, ¿cuál es tu hora de hacer el amor?
¡Vaya con el espejito! Ni en sueño, te voy a contestar. ¿Quién eres tú para intentar allanar mi privacidad? ¡hala, ahí te quedas!. Voy, eso sí, a hacerme la fototerapia.

Y sí, estoy crecida, feliz: superé mis miedos. Gracias carrito- invento.

2 abr 2019

NADA DE SOBRA

DIARIO CÓRDOBA / OPINIÓN
02/04/2019
Casi al pie de la letra parafraseo a la escritora estadunidense Anne Morrow, autora de más de diez libros y numerosos artículos, por lo mucho que me identifico con su pensamiento acerca de la simplificación de la vida para lograr la felicidad.
La simplificación de la vida supone prescindir de todo lo superfluo, convencidos de que son muy pocas cosas las indispensables. Es todo un lujo ser capaz de elegir entre la sencillez y la complicación de la vida. La sencillez nos provoca gran serenidad y libertad. La complicación, con el querer estar aquí y allí, el querer competir, demostrar, propagar lo magníficos que somos, ser los número uno, lo mucho que tenemos, etcétera, logramos una acumulación de dependencias innecesarias de todo tipo que nos embrollan la vida hasta extremos que no dejamos el menor espacio vacío donde sea posible que se restaure y renueve la humanización de la vida.
La ley seca del arte -Ortega y Gasset- es ésta: Ne quid nimis, nada de sobra. Y nos sobra  de todo que consideramos imprescindibles para resultar paladines de aquello que la sociedad demanda para ser alguien. Recuerdo a una persona que, literalmente, corría para no llegar tarde a una conferencia y saludar –decía- al ilustre conferenciante. Aquella persona dejó de interesarme, porque en aquella carrera y aquel saludo buscaba tan solo un superfluo adorno, contrario a la sencillez de la belleza: lo he visto, lo he saludado... ¿Y vale la pena correr, estar en primera fila para que se nos vea? ¿Y vale la pena ir pregonando nuestras excelencias para que nos tengan en cuenta? Plantas trepadoras somos, a veces, más que personas, buscando asomar la cabeza y que se nos vea y así acaparar todo lo que pueda darnos nombre, cargos, gloria... ¡Qué absurda ambición y como nos infla de nadas!
Todos, de una manera o de otra, formulamos un deseo al soplar la vela agonizante de cada día. Mi urgente súplica, pues, una   buena limpieza de tanto trivial sobrante como invade nuestras vidas para que la luz penetre en nuestro interior y nos permita conocer la verdadera y auténtica belleza que debe ornar nuestra fugaz existencia.
Sólo será imperecedero el rastro luminoso de nuestra autenticidad. ¡Ojalá éste sea el tan traído y llevado efecto de futuro! Nada de sobra y entraremos en el reino de la paz.
Todos, de una manera o de otra, formulamos un deseo al soplar la vela agonizante de cada día. Mi urgente súplica, pues, una   buena limpieza de tanto trivial sobrante como invade nuestras vidas para que la luz penetre en nuestro interior y nos permita conocer la verdadera y auténtica belleza que debe ornar nuestra fugaz existencia. 
Sólo será imperecedero el rastro luminoso de nuestra autenticidad.  
Ojalá éste sea el tan traído y llevado efecto de futuro! Nada de sobra y entraremos en el reino de la paz.