Mis pensamientos, poemas, cuentos... de Isabel Agüera

8 jun 2021

Tocar fondo

 Hoy quiero tocar un tema de esos en los que se necesitan circunstancias especiales de la vida y que la mayoría de las veces puede que solo se refieran a problemas personales acumulables en lo que uno piensa que ya ha llegado a lo peor que podía sucederle. Pero en el caso que me ocupa hoy roza límites a los que nunca me gusta llegar: ¿dónde está la sufrida clase media de toda la vida? Sí, aquella que cobraba un sueldo mensual y tenía que aguantar apariencias. Yo no veo nada más que pobres y ricos. Los pobres, por desgracia, lo fueron siempre, pero a ellos se ha anexado los del sueldo mil o mil quinientos euros. ¿Mucho? Por supuesto para los que cobran 500 euros pelados. Hagamos un breve repaso: alimentos, comunidad, seguros, impuestos por cientos, medicina que los pobres jubilados ni tan siquiera pueden adquirir por los muchos que necesitan y los caros que son y casi ninguno recetable, y lo que faltaba: el subidón de la luz, y, bueno, que no le dé a uno por morirse porque los herederos, los hijos tienen que vender la herencia para pagar una injusta plusvalía, etc. Herencia de unos padres sacrificados toda la vida por una medio vivienda digna. ¡Qué disparates! Y ahora la declaración de la renta: ¡a pagar y pagar y no poder deducir nada de nada!

Sí, he tocado un fondo al entender que todo es injusto, que el pueblo, la gente de a pie, es la que siempre sufre, la que siempre paga y la que, con esta subida de la luz, ni vamos a poder dormir para lavar, guisar, refrescarnos un poco y, si nos queda tiempo, leer noticias que no van a ninguna parte. Sí, he tocado fondo al comprobar cómo se explota a los trabajadores, cómo los jóvenes valientes que han emprendido un pequeño negocio como autónomos trabajan casi las veinticuatro horas para poder pagar impuestos. Y he tocado fondo cuando veo que los gobiernos, del color que sean, no echan una cuerda para sacarnos de ese fondo en el que ha caído el pueblo. Esperemos que no haya un «subfondo»

5 jun 2021

En un tris

 MIRAR Y VER

EN UN TRIS

ISABEL AGÜERA

Aquella noche, madrugada ya, lejana, ¡muy lejana!, él  y yo cómplices de años, historias y proyectos, aguardábamos, en silencios, rotos en dolor, miradas y suspiros,  el  autobús que nos separaría para siempre. Era negra noche de truenos cabalgando en mil rayos por el cielo. En un tris, la hora de partida. Una plaza. Sólo una en aquel insólito autobús. Sube él. Un ardiente beso como despedida y un adiós sin palabras que apaga, en un tris, el universo de sueños de un abrazo sostenido  en tantos años… Muchos años. A pie de tablas, sola,  acariciaba en vilo y en nostálgica sonrisa, la cálida huella de aquel beso, mientras caía definitivamente el telón. El autobús se alejaba y la lluvia persistía. 

Ella, estática, mientras el paraguas chorreaba y la soledad de aquella estación era como un vaho frío que la helaba, como estatua, tocada por la magia de un hada buena, despertaba como a un grito del universo: la vida también persistía. 

Y fue un treinta de abril  de hace ya treinta y un años, cuando la primavera verdeaba horizontes, cuando pájaros emigrantes incubaban ya en sus viejos nidos, cuando los días se alargaban en horas de paseos, en horas de amores, cuando a solas con mis hijos adolescentes en nuestra casa, en la que un sillón  parecía demandar calor, cuando en silencio lloraba aquella  inmensa orfandad, mi hijo, de prematura juventud, adivinando mis ocultos pensamientos, cogiéndome una mano, exclamó: ¡nunca, nunca vas a estar sola, mamá! Y coreando mis hijas repitieron: ¡claro que no! ¡Treinta y un años, muchos años! Pero como un conjuro, las palabras de mis hijos, puedo decirlo hoy, han sido, son realidad. Nunca podré olvidar aquel treinta de abril, pero doy gracias a Dios, porque renació la vida, renacieron ilusiones, momentos de felicidad, cánticos de alegría; también días, grises, negros, pero ellos mis hijos, hijos de un hombre bueno que se nos fue en madrugada de primavera, sin palabras, con hechos, me siguen repitiendo: nunca estarás sola, mamá.






2 jun 2021