Mis pensamientos, poemas, cuentos... de Isabel Agüera

29 jun 2018

Memoria Histórica

Memoria que nada tiene que ver con  política alguna. Solo memoria de lo que viví de niña en años de la posguerra. Interesante conocer el pasado para valorar el presente y mejorar el futuro.

LAS MAÑANAS  DE VERANO

En todas las épocas del año, la gente despertaba con los primeros rayos de luz que se colaban por persianas y celosías entre cantos de gallos en los corrales y campanadas del reloj de la plaza. Pero los días de verano, y en las cortas noches de intenso calor, el día se precipitaba en luces de madrugada. Las primeras salidas mañaneras eran, bien al trabajo, bien a la plaza de abastos, situada entonces dónde hoy está ubicado el Ayuntamiento, y que era también lugar de concentración para grupos de hombres desempleados que se reunían allí en espera de ser requeridos, contratados por algún manijero.
Pero también la plaza era eclosión de las últimas noticias acaecidas y que solían referirse a la noche pasada. Cantidad de fantásticas historias sobre aparecidos, fantasmas, almas en pena, demonios, brujas… corrían por el pueblo cada mañana, y Luisa, aquella fiel sirvienta de casa, la primera en salir a la calle y dar un repaso al mercado, se convierte en escandaloso altavoz:
No grites –le pide mi madre-. Los niños pueden oírte y luego sabes cómo se asustan. Y ella: ¡como que se piensa usted que no se van a enterar en cuanto salgan a la calle! Lo sabe todo el mundo.
Y era verdad. Aún no se había olvidado un macabro suceso, cuando otro, más negro e impresionante, aparecía.  Y no había recato para comentarlo, llegando a ser patrimonio de pequeños y mayores que aumentaban y convertían en delirios de macabras y tétricas noticias.
Pero el pueblo, tan demolido por la guerra, tan desprovisto de recursos de todo tipo, necesitaba mantenerse como en un creativo trance que si bien sobrecogía los espíritus, alimentaba y estimulaba la fantasía  perdida en aquellos años.
La parroquia era otro centro de convocatoria mañanera, sobre todo de mujeres que, con grandes  y tupidos velos, se apresuraban a Misa en la cadencia de los repetidos toques de campanas. Misas que a la usanza de aquellos tiempos se celebraban con el sacerdote de espaldas a los fieles asistentes que solían ser pocos y que, por lo general, los días entre semana tenían lugar en la capilla  del  Sagrario. con aquellas piadosas mujeres sumidas en misales y libros de variadas devociones. Y el confesionario siempre a punto como antesala de las Misas, y reverencias profundas, y ratos de oración con escapularios y rosarios pendiendo en manos y pecho.
Yo fui durante años devota diaria de Misas y Comuniones, algo de lo que jamás me he arrepentido. Era, por naturaleza, religiosa y reflexiva.
Y en las casas, desayunos de tostones, mojados, a veces, en agua-sal, y café de cebada tostada con leche, y los rutinarios trabajos de limpieza, guisados, entre los que no faltaban, desde bien temprano, los gazpachos de habas o tomate, con sopones de pan y rodajas de pepino.
Y la gente, en sus diarios quehaceres, cantaba, y por las ventanas y balcones abiertos se oían letrillas,  que hoy me producen gran nostalgia: A la lima y al limón me voy a quedar soltera. O aquella otra: Él vino en un barco… Mi madre, con bonita voz, en el “comedor bueno” de la casa –así se llamaba el lugar que hoy denominamos salón-, y sentada en una mecedora de rejilla, solía canturrear  una triste canción de guerra: Silencio en la noche ya todo está en calma… Recuerdo que, cuando la escuchaba, en mi precoz intuición, y aún sin entender bien aquella letra, algo me dolía en el alma.
Mayores y niños cantaban. Y era  una expresión espontánea de romper la monotonía y largos silencios de las horas de nadie. 

27 jun 2018

Adiós, pasado, adiós


MI CASA

Llevaba tiempo  queriendo visitar y fotografiar esa casa de la calle, ahora llamada Alta, y Queipo de Llano en mi infancia y juventud, casa donde,  desde mi infancia, ha estado ubicado  el Banco Español de Crédito. Sí, puede decirse que allí transcurrió mi vida, y es por eso que mis nostálgicos recuerdos me impulsaban a volver, tras largos años, con el ánimo de fotografiar  aquel escenario de tan entrañables vivencias. Y con tal propósito me desplacé allí  el 30 de enero del 2004. ¡Cuánta emoción al traspasar aquellas puertas por las que tantas veces en estos años he pasado y mirado tratando de esquivar recuerdos! En mi mente seguían vivos, rincón por rincón, todos los espacios que fueron marco de mis días de entonces: habitaciones, jardín, galerías, suelos, paredes… Era como si, al fin, el pasado y yo nos hubiéramos citado para un feliz reencuentro. Era como un sueño que palpitaba en mis pulsos y que se hacía  realidad al alcance de mis manos, de mi cámara lista a eternizar  la memoria histórica que, como legado, quería mostrar en todo su esplendor a mis hijos y nietos, y era como si deshojara una margarita de impaciencias e interrogantes: ¿Se conservaría  o no se conservaría el cuarto de los baúles, los dormitorios, los azulejos de suelos y paredes, el palomar, la veleta…?
No hicieron falta muchos pasos para que el telón del tiempo, sin piedad,  se corriera, dejando ante mi vista un  decorado insólito para mis expectativas: No, no se conservaban la estructura de mis sueños. No obstante, como queriéndome dejar abrazar por un halo de entusiasmo, casi un grito sin voz nació en el silencio de aquella casa: ¡Resucitad todos y todo! ¡Estoy aquí...! ¡He vuelto! Dime, fraile de la veleta, ¿qué viento ha borrado mis años  de juegos, canciones, plazas, cuentos...? Dime, mujer manca y desnuda, de la  fuente grande, ¿qué hoz  ha segado  de mis pies aquellos caminos de trigales y amapolas? ¿Qué guadaña  desgarró  mis  vestidos  de pliegues, vuelos y bailoteos? No hay arrullos de palomos ya en mi vida. No hay alborozados pajarillos en mis crepusculares. No hay sueños de futuro en mi bastidor de seda... ¡Si  no hay tal jardín! ¡Si no hay casa! Sólo restos de paredes, ventanas, escombros… ¡Si tan sólo  supervive  el viento!
No -me dije-, no puedo quedarme un instante más. ¡No quiero jardines muertos! ¡No, no quiero prolongar por más tiempo esta casa que ya no existe! No es el apego a los recuerdos la rueda que pueda lograr el avance emocionado de mi vida. 
Y dije adiós con un  firme propósito: poner fin, definitivo, al pasado.
Y, al salir, por última vez de esta mi casa, noto que se pierde el rumor de pasos de mi madre, el sonido de palabras de mi padre, juegos y tardes de hierba, flores y meriendas en el jardín, con mis hermanos.

Una lágrima, tal vez la última, me acompaña de vuelta ya dentro de mi coche. También mi pueblo es otro, y tú, amigo, paisano, y yo… No obstante, hay raíces que nos alimentan y que nadie jamás podrá borrar del almanaque de nuestras vidas

26 jun 2018

Feliz Aniversario






DIARIO CÓRDOBA / OPINIÓN
Agradecer no es pagar una deuda, es reconocer la generosidad ajena. Hace cincuenta años nacía una gran editorial: Narcea SA de Ediciones. Mis primeros pasos en el mundo de las publicaciones me llevaron allí una mañana en la que mi marido y yo viajamos con una maleta de obras y una enorme carga de ilusiones. Sola, con dos tomos de mi obra Creatividad y Lenguaje, esperaba entre ingenua y desconcertada en una salita sencilla y de una apariencia bien cuidada. En mis pensamientos, estudiadas palabras de protocolo en aquella desconocida primera aventura editorial. No fue larga la espera: una mujer, la directora, con suma y sencilla y amabilidad  exclamó: «Perdona por haberte hecho esperar». Y aquellas palabras mías tan estudiadas y pensadas como presentación quedaron reducidas a nada, dada la gran humanidad y cercanía de aquella singular mujer.
Y aquel encuentro fue el principio no solo de una gran amistad, sino de una complicidad y conocimiento mutuo de los fines y objetivos que allí primaban por encima de todo y sobre todo: obras educativas de calidad. ¡Qué feliz me sentí al comprobar con el interés que aquel día y otros muchos, después, eran valoradas mis obras! 
Sí, Narcea no era una editorial más, era y es como ola gigante que inunda de sabia sencillez los más complejos temas educativos a la cabeza siempre de toda novedad, e incluso adelantándose a ella de cara a un profesorado actual, creativo, formado e informado, consciente de la trascendental tarea educativa que tiene entre sus manos, expandiendo sus obras no solo por nuestro país sino por toda Sudamérica con una entrega digna de conocer y elogiar. La gratitud, dicen, es el sentimiento que más humildad concentra y más amor expande. Y yo me siento agradecida al gran amor y valoración que siempre he recibido tanto de la anterior directora como de la actual.

Gracias, felicidades y que esta gran obra siga creciendo como referente de calidad para todos.

23 jun 2018

QUÉ ES POESÍA

Hoy quiero  contaros qué es para mí poesía y descubráis cómo se puede vivir en poesía sin tener que escribir ni un solo libro. Es mi opinión, pero también, y sobre todo, es mi forma de entenderla y vivirla.

Vivir  en poesía no es para mí escribir un poema cuando sopla la señora musa,  pensando en corrientes, autores, editoriales, premios, aplausos  etc. Y eso es lo que abunda y así nos encontramos poemas, libros que, ni entendemos, ni nos llegan más allá de nuestros  ojos que leen y releen y se preguntan: ¿esto qué significa? Considero y valoro mucho la creación, el aportar algo nuevo sin necesidad de caer en  esnobismos absurdos y pedantes.
Para mí, vivir en poesía es vivir siempre en esa otra   dimensión que nos pone de relieve en cada momento, en cada cosa, por pequeña que sea, la belleza que se oculta tras ella  y que solo es visible para miradas que trascienden  y  perciben en cada ser humano, en cada hoja que cae,  en cada nota musical, en cada gota de lluvia, en cada paso que da...,  un aliento de universo, que nos llega y se pasa, como exponente de  lo infinito y finito, como llamada  sutil a la universalidad que somos.
Vivir en poesía, para mí, es mirar y ver con  ojos de alma el inmenso misterio de la vida, verlo, acariciarlo, y sentir  como todo bajo el cielo late al ritmo de una creación que da cuerda al reloj de la existencia y nos cubre con áurea de invisible belleza.
El barrendero que recoge basuras,  la mujer rellena que  hace gimnasia, el chico que corre, el barco que pasa, el anciano que, a cada paso, se detiene y reposa sobre un viejo bastón, la gaviota que me sobrevuela,
la ola que llega, el sol que sale, la nube, el silencio, las voces lejanas, yo que miro, pienso, siento... Vosotros, amigos, que estáis ahí, todos a la misma hora, bajo el mismo sol, con lagrimas, con sonrisas, con amores y desamores, todo y  todos somos polvo del camino, polvo de estrellas, somos belleza, somos, pues, poesía.
La poesía -dice Tagore- es el eco de la melodía del universo en el corazón de los humanos. 
Sí, amigos, no hace falta escribirla, basta y mucho con sentir ese latido de universo que nos aúna en  ecos universales que no son otra cosa que el latir de corazones.

TODOS POEDEMOS SER POETAS


19 jun 2018

El papel de los abuelos en educación d los nietos


 
Dos obras para el verano- De la primera hablamos continuación. La segunda, muy importante y necesaria para padres, porque tener casa no es tener hogar; tener hijos no es tener familia; educar no es pagar estudios; amar no es comprar caprichos.

Al   aproximarse las vacaciones, tiempo que por lo general conlleva más horas con los nietos, me voy a referir hoy a mi forma de entender el papel de los abuelos en su educación   que va mucho  más allá que el de ser meros  cuidadores, canguros para los nietos. En una ocasión me decía una niña:  mi profe, a cada paso nos dice que no tenemos valores, y yo me digo que si eso se come con patatas fritas. No sé si la niña me lo decía como broma o era fruto de su ignorancia, pero le pregunté: ¿en clase  hay alumnos extranjeros? ¡Un montón! –exclamó-. ¿Y son tus amigos? No, ¡qué va; son rumanos. Pues hay unos valores que se llaman solidaridad y tolerancia  quieren decir que tenemos que ser amigos de todos sin importarnos  su raza, su color… Exclamó tan solo: ¡Ah! No lo sabía, pero entonces mi profe no tiene esos valores porque se le nota que no los gustan.. Esta anécdota es totalmente real.
Hay una frase de Séneca que repito mucho en mis escritos y que dice:  Largo es el camino de la enseñanza por medio de teorías; breve y eficaz por medio de ejemplos.
El tiempo que los nietos pasan con los abuelos, tanto si es diario como ocasional, de ninguna manera puede quedar reducido a sentarlos ante el televisor o dejarlos extasiados   con los móviles y que  pasen las horas    incomunicados, silencioso sumergidos en un mundo que no les pertenece.   Necesario e importante es que los abuelos traten de hacer de dicha convivencia una experiencia constructiva y, sobre todo, festiva, convivencia que debe pasar por hacer de la rutina una recreación  de valores mediante estrategias que, como bien cuidado índice, y como los mejores maestros, debe ser programada.
Infinito el tema del papel de los abuelos, expuesto de forma práctica y sencilla en mi obra Guía Práctica para abuelos, pero hoy, y para  no extenderme más. resumo algunas  cosas que los abuelos deben conocer en esa feliz convivencia



LOS ABUELOS NO DEBEN...
1)      Sentirse obligado a ser el canguro de sus nietos.
2)      Mentir a los nietos. Si no puede decir la verdad, sencillamente expresarlo así, pero nunca mentir.
3)     Desautorizar a los padres. Si opina que están equivocados, debe tratarlo en privado con ellos.
4)     Por ningún motivo,  chantajear a los nietos.
5)    Asustar a los nietos para conseguir determinados fines.
6)     Estar dispuesto a consentirlo todo. Hay que dilatarse pero no derretirse. 
7)    Hablar de forma negativa a cualquier manifestación sexual natural de los pequeños. 
8)    Llamar pecado a una palabra soez o grosera, aprendida de los adultos.
9)    Hablar demasiado del cielo, de Dios de la Virgen, de la muerte, etc. PuedeN suscitar preguntas para las cuales no van a tener respuestas.
10)  Sermonear acerca del pasado como mejor tiempo.
11)  Silenciar la opinión de los nietos. Primero escuchar, después opinar.
12)  Disimular sus achaques; tampoco abusar de ellos ante los nietos.
13) Olvidar que los nietos son el futuro que pasa, casi milagrosamente, por sus manos, un futuro que debe  culminar en una auténtica obra de arte y que para ello, su granito de arena es imprescindible porque paso a paso se hace el camino.