Hoy quiero
contaros qué es para mí poesía y descubráis cómo se puede vivir en
poesía sin tener que escribir ni un solo libro. Es mi opinión, pero también, y
sobre todo, es mi forma de entenderla y vivirla.
Vivir en
poesía no es para mí escribir un poema cuando sopla la señora musa, pensando en corrientes, autores, editoriales,
premios, aplausos etc. Y eso es lo que
abunda y así nos encontramos poemas, libros que, ni entendemos, ni nos llegan
más allá de nuestros ojos que leen y
releen y se preguntan: ¿esto qué significa? Considero y valoro mucho la creación,
el aportar algo nuevo sin necesidad de caer en esnobismos
absurdos y pedantes.
Para mí, vivir en poesía es vivir siempre en esa
otra dimensión que nos pone de relieve en cada
momento, en cada cosa, por pequeña que sea, la belleza que se oculta tras ella y que solo es visible para miradas que
trascienden y perciben en cada ser humano, en cada hoja que
cae, en cada nota musical, en cada gota
de lluvia, en cada paso que da..., un
aliento de universo, que nos llega y se pasa, como exponente de lo infinito y finito, como llamada sutil a la universalidad que somos.
Vivir en poesía, para mí, es mirar y ver con ojos de alma el inmenso misterio de la vida,
verlo, acariciarlo, y sentir como todo
bajo el cielo late al ritmo de una creación que da cuerda al reloj de la
existencia y nos cubre con áurea de invisible belleza.
El barrendero que recoge basuras, la mujer rellena que hace gimnasia, el chico que corre, el barco
que pasa, el anciano que, a cada paso, se detiene y reposa sobre un viejo
bastón, la gaviota que me sobrevuela,
la ola que llega, el sol que sale, la nube, el
silencio, las voces lejanas, yo que miro, pienso, siento... Vosotros, amigos,
que estáis ahí, todos a la misma hora, bajo el mismo sol, con lagrimas, con
sonrisas, con amores y desamores, todo y todos somos polvo del camino, polvo de
estrellas, somos belleza, somos, pues, poesía.
La poesía -dice Tagore- es el eco
de la melodía del universo en el corazón de los humanos.
Sí, amigos, no hace falta escribirla, basta y mucho con sentir ese latido
de universo que nos aúna en ecos
universales que no son otra cosa que el latir de corazones.
TODOS POEDEMOS SER POETAS
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