Un sueño
De mi obra “Néctar de la
Vida” para todos con un beso.
¡Gorrioncillo de alas
blancas!,
Tú, sin haber hecho nada
para ello, eres una maravillosa excepción entre los de tu especie.
No esperes a que te lo
reconozcan tus hermanos.
Prepárate, eso sí, al aguijón... de su intolerancia y
envidia.
Pero yo te miro, te veo, te envidio, te quiero…
No, no me desprenderé de
ti, vieja máquina de escribir, porque sabes de mí más que yo misma.
¡Tantas veces tus teclas
habrán tenido que soportar mis malos pulsos! También emocionadas palabras,
lágrimas, sonrisas..
Por eso te beso, por eso
te quiero...
Por eso nunca, nunca te
abandonaré.
No quiero reponerme de la
emoción que mi corazón ha derramado esta mañana: no quiero olvidarte... ¿Cómo
podría hacerlo, querido pobre y viejo borracho?
Algo de culpa me
reconozco.
¡Qué bello camino de luz
es un niño!
No obstante solemos
confundirlo con la ingenuidad, la ignorancia...
Y sus destellos los
confundimos con fuegos fatuos.
¡Tontos que somos y nos
los perdemos!
¿Quién sabe dónde estoy,
cuando mi voz, pájaro cantor, entona trinos en la enramada?
¿Quién sabe dónde estoy,
cuando mis ojos, rosa madura, van desgranando pétalos en la mañana?
¿Quién sabe dónde estoy,
desde aquella madrugada que en susurros de amor nos dependimos?
Un beso, una mirada... ¡Hasta
luego!
¡Muchas, muchas...
lágrimas!
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