Mis pensamientos, poemas, cuentos... de Isabel Agüera

26 mar 2019

Quiero ser gitana


Preciosas  hojas en mi terraza

Atardeceres de mi pueblo en primavera. Calles largas de sol, poseídas ya por generosa floración de geranios y gitanillas, por algarabía de chiquillos en horas de ocio, por piar de pájaros que sobrevuelan tejados y árboles y, como los trigos, las cigüeñas, las amapolas, llegaban  también, cada año, con la primavera, los gitanos.
Y llegaban con sus canastillas de mimbre y enjugaderas, con sus cacharros de hojalata, cargados de churumbeles  que, medio en cueros, corrían por las calles graciosos y agradecidos a la caridad de la gente.
Y recuerdo una  tarde, casi única en mi vida: El sol en anaranjado crepúsculo declinaba dorando las piedras del viejo puente romano. El cementerio, alargado en cipreses, ondeaba en sombra porel río.
 Las  calles, las plazoletas... empezaban a ser silencio negro, misterio, miedo, secuelas trágicas en aquellos años de la posguerra. Los religiosos toques de Ángelus irrumpían como halo de paz y oración.
 Y yo, niña de cuentos, juegos, niña de sueños, desafiando encantamientos y maleficios, me acerqué al mísero y humeante campamento gitano. Y allí, una burra seca que se revolcaba en el tierno verde de la  primavera, y canalillos de agua que corrían por entre los pies descalzos de los gitanos,  y canciones, palmas y bailoteos, y allí, fuego, mantas por los suelos, ramos de jazmines, garrafas de agua...Y allí mi más insólito descubrimiento, un indescriptible olor, mezcla de paja, pringue, caminos, conjuros, historias...
 Daban las doce campanadas de la noche en el reloj del Ayuntamiento. Por mi balcón una luna llena que me arrebataba en precoces éxtasis de nostalgia.
Y aquella niña de diez años, escribió en la tela de su almohada, una singular frase: Quiero ser gitana







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