Mis pensamientos, poemas, cuentos... de Isabel Agüera

14 mar 2019

Caminando hacia el mar

Una de la madrugada de un día cualquiera de este mes de marzo, gigante que, a dentelladas, devora un año más, trompeta gigante del tiempo a cuyo toque nacemos y morimos. Y ay..! a cuyo toque, en noche de azahares y jazmines, mi amor se le rompió la  vida para siempre.
Crecer, crecer en vuelos;  sí, eso es el vivir, camino del mar, donde me aguarda la paz infinita del remanso, luz de todos los tiempos, latido de amor de todos los hombres.
Me gusta sentirme río que nació lejos -¡sabe Dios qué lejos!-, entre montañas, deshielos, frescura,  verdor...  limpio, noble muy niño,   juego...  ¡tan poca cosa!
Pero aquel espumar casi de la nada emprendió camino adelante, a la sombra de álamos plateados, al unísono de calandrias y ruiseñores, de riberas, corrientes, chinas blanacas, chinas negreas, pozos...
Luces, mucha luces.  La noche se cierra en luces, camino estrellado por donde mi alma, a tientas, exhausta, busca  el más allá. No te vayas, Dios. Dime: ¿existes? ¿Eres tú mi creador? ¿Me miras, me ves, me oyes, me esperas? Pronuncia una palabra, una sola, que sabré entenderla, que la estoy esperando porque quiero saber cómo sacarme otra vez de la nada.
Y, ¡anda! ¡Si estoy aquí! ¡Si salgo cada   día,  cada minuto de la nada!
¡Anda! ¡Si la ancestral flauta de un afilador  me saca a la terraza!
Mis manos siguen prendidas a la vehemente urgencia de cada aurora, niña de un día
que, como yo, tiembla en horizontes blancos, cuna donde nacen y mueren los sueños
 ¡Voz de Dios!  Irrumpe creadora en mi alma, carpa de silencios negros, y clama de nuevo  en esta mañana  de sol, de  primavera: ¡Hágase la luz!


                      

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