Queridos amigos/as: Creyentes o no, como siempre digo, es un día este de tradiciones para los cordobeses, un día de leyendas que resultan mágicas y que traen ecos de días pasados, recoldos que siguen vivos aventados por el amor de los que nos precedieron.
Por ellos, y para quienes les interese, algo de poesía y mi sencillo montaje.
Ya estamos en el otoño. Hojas que vuelan, pájaros que emigran, tormentas, chaparrones, recuerdos, nostalgia...
Llega un año más el día de San Rafael.
Y volveré a encender la chimenea, y el romero y el tomillo crisparán de olores la llama, y los perolistas retornarán con sus jugosas fogatas de siempre y un aleteo de palomas surcará mi cielo cordobés que, como música, regazo de agua clara, será lira que en cálidos latidos evoque tradiciones, costumbres, fervores…
Ya estamos en el otoño. Humedad en el albero, árboles desnudos, jardines solitarios, nubes, tormentas…
Llega un año más el día de San Rafael.
Y los ecos del silencio reverberan nombres. Sí, de aquellos cordobeses que se nos fueron con la antorcha bien alta de días marcados en rojo en el almanaque de sus almas.
Y sus nombres quedaron escritos en las hojas duras de los chaparrales, por entre las montañas grandes donde nace el arco iris, por donde corren los sueños, allí, en la casa de los silencios, donde y el cielo se abraza con la tierra.
Pájaros que emigran, tormentas, chaparrones, recuerdos, nostalgia... Y en esta nuestra morada, árboles, césped, águilas, “chalrrillas”, poderosos, humildes, niños, ancianos…el consuelo de saber que sigue latente el campanín de una vieja iglesia y nos recuerda, un año más, que el Arcángel sigue velando nuestros pasos.
Humedad en el albero. árboles desnudos, jardines solitarios…
Sí, vestíos de fiesta, cordobeses, preparad el arroz, las sardinas, los peroles... porque…
Llega un año más el día de San Rafael.
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