La vida, sinfonía de colores
Hoy os transcribo resumido
mis reflexiones en el día de mi cumpleaños. Nada importante,
Son las doce de la noche. Hora para mí de cerrar puertas,
revisar formalidades, apagar luces, cerrar los ojos y perderme un rato en la
nada. Me cuesta
evadirme. Las imágenes del día se me superponen en cascada que ahora no sé si
fue un sueño o una realidad: el viejo solo en el jardín, el pequeño que lloraba
porque no quería ir al colegio, la enfermedad de un amigo, la mentira de otro,
las felicitaciones, regalos, visitas... Todo tengo que dejarlo aparte ahora:
tengo que relajarme, evadirme de esta mísera tierra, de este mísero cuerpo, sí,
evadirme de todo y mentalmente centrarme en un recorrido por estos largos años que
he cumplido, años de niña feliz con mis padres y hermanos, años de adolescencia
teñidos de manipulación que apartó de mi vida aquel torrente que despertaba de
sensaciones y descubrimientos, años de aquellos extraños mareos que resultó ser
mi agorafobia que llegaba para quedarse, años de apasionante religiosidad, años
de juventud con aspiraciones, nacidas al calor de los días e iban creciendo
como hierba tras la lluvia, años de entrega absoluta a la vida religiosa en la
que pretendía, mediante la enseñanza, alargar mis manos al mundo más remoto,
años de encontrarme sola, sola en la calle, en las pobres escuelas, en la
envidia de compañeros, en la lucha con crueles falsedades, en vivencias infinitas en pro de un
apostolado impuesto por mí misma, años
de pueblos, alumnos, años de carencia de
todo, años feliz con el hombre que me amó, años de un gran despliegue de
actividades a favor de la educación, de la lectura, remando siempre hacia un
cambio que sigo esperando, años de infinita felicidad con el nacimiento de mis
hijos, años, muchos años, escribiendo siempre,
creando, intentándolo todo, años y momentos felices con reconocimientos
y cariño, años muy tristes con el fallecimiento de seres queridos, años de
soledad al faltar mi compañero, mi marido Sí, me equivoqué, ¡claro que cometí
errores!, Hoy me imagino el tiempo como una
noria que sin cesar gira y gira y sus arcaduces se sumergen, día tras día,
durante un solo momento, en busca de agua fresca y limpia. A veces siguen
girando sin encontrarla. Sí, para cada vuelta que da la noria de nuestra
existencia, tengo que seguir buscando pequeños cauces de donde pueda llenar mi
arcaduz porque vuelta vacía, tiempo perdido sin retorno. Para este mi día, mi
tiempo, mi noria, mi arcaduz, agradecimiento infinito a mis hijos, nietos y
amigos. He cumplido muchos años, pero los
he vivido en plenitud, y eso es el mejor pasaporte para estar preparada al
viaje definitivo.
Amo los días y las noches, el frío y el calor, al pobre y al
rico, al niño y al anciano, al analfabeto y al sabio, amo ríos y mares, hombres blancos y de color, la alegría y el
dolor, la hierba y el árbol, el gorrión y el águila, la música y el
silencio..., amo la vida y deseo seguir cumpliendo años, pero...,mejor salgo a
la terraza, me despido del día y repito: Dios, un día más
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