Sonrisas y lagrimas. Día y noche. Vida y muerte: siempreluz y color
A Paco Carrasco, poeta amigo
Dijeron es temprano, dejad que ya amanece. / La luz
de un gallo hería el perfil de la aurora. / Desnudaba diciembre su torso en una
rama / y el aire daba un vaho de portapaz antiguo...
Once de la mañana de un día cualquiera. Mis
reflexiones manan parejas con el agua de riego del jardín, escenario al que
diariamente me aúpo en mi reiterado anhelo de vivir, amar y aprender. Sí, el
espectáculo del mundo me deprime Y me
deprimen las competitividades absurdas que se crean en colectivos, trabajos, personas... Pareciera como
si lo importante no fuera hacer justicia, resolver problemas, crear música, crear
sueños, crear vida..., sino destruir al otro, sin aportar mejor
recambio...
El naranjo se orea en la mañana ancha / y una mano de frío moja el cristal del
aire... Todo un mundo de aromas en el
viril de Córdoba / cuando la luz cantando se hace adulta en el brezo...
Sigue el murmullo del riego, y sigue, muy lenta en el jardín, la mañana. También mis reflexiones se
suceden en el más puro surrealismo: ¿qué tendríamos que enseñar a un niño antes
de todo? Creo que lo más importante sería transmitirle el mensaje de que es
único, irrepetible... Algo que los mayores, por lo general, olvidamos en aras
de una malsana comodidad, al querer someterlos
a la impersonalidad de moldes preconcebidos. Cada uno somos “puntada”
irrepetible en el inmenso tapiz de la creación...
Y cada mañana, mi encuentro con Paco Carrasco en el
jardín. Y es su amistad limpia, y es su alma transparente, y son sus palabras,
y son sus versos...
Sí, querido Paco, viene el otoño, y viene diciembre, pero
como un ala dulcísima, el tiempo nos sobrevuela... y traen ya los pájaros al huerto un tiempo
nuevo / junto a la vieja tapia del jardín en penumbra...
Tu espléndido libro “Esperando el Olvido”, los
árboles, el riego, los caminos, tu compañía en el cálido regazo de un descanso,
paz, armonía, sin plagios, esnobismos, sin envidias, sin trampas, sin
caretas; nada mejor. Hasta
mañana, Paco, en el jardín, a la misma hora, bajo el mismo árbol, te espero.
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