RECOMENDAS PARA EL VERANO
Hoy, en Andalucía, se le dan vacaciones a los niños. De ahí este escrito, tal vez repetido, pero siempre bueno de recordar
Dicen,
mi niño, que eres listo, pero que estudias poco, que atiendes menos, que
suspendes exámenes, que juegas en clase, que hablas, te ríes, que no te
concentras, que reniegas de las tareas, que te cansas rápido de estudiar, que
eres hiperactivo, que no sueltas el móvil, que eres desordenado, que eres
desobediente...
Dicen
que es tiempo de ir a clase de música, baile, deportes, inglés, etcétera.
Dicen
que es tiempo de catequesis, tiempo de confesiones y comuniones, tiempo de
madrugar, tiempo de correr que llegas tarde, tiempo de ser el mejor...
Dicen
que no sabes la tablas, los verbos, los ríos, los límites de España..., que no
sabes nada.
¡Qué
pena me das, mi niño! ¿Alguien te habló alguna vez de la felicidad? ¿Alguien
alguna vez se interesó por conocer tus gustos, intereses, aficiones...?
¿Alguien alguna vez se preocupó de enseñarte a pensar, a opinar, a escuchar, a
mirar y ver el mundo más allá de ese círculo de obligaciones y
responsabilidades que tanto pesan sobre tus débiles espaldas e incluso sobre las
mías?
¿Alguien,
alguna vez, te habló de libertad, solidaridad, amor...?
Tú, mi
niño, tal y como yo te veo, eres un micro universo, cuajado de estrellas que
los mayores vamos apagando en la torpe creencia de que las vamos encendiendo.
Tú, mi
niño, eres como una pequeña planta que hay que regar, abonar,
podar, limpiar de las malas hierbas, cuidar cada día y proteger de las
intemperies y con paciencia esperar el fruto.
¡Qué
fracaso el de padres, maestros, Administración que hacen de ti un montón de
estadísticas, de exigencias en papeles! ¡Qué fracaso el de todos que olvidados de tus pocos años,
contribuimos a ellos en lugar de rebelarnos y luchar por tachar de tu vida las
palabras que tan mal te definen!
Mi
niño precioso. ¡Qué antorcha de luz y esperanza veo en la transparente
inocencia de tus lindos ojos! No juegas, apenas ríes, haces ruido pero no
hablas; te quejas de todo, y yo digo que con razón. Te veo corriendo hacia el
futuro sin más armas que un móvil que puedes perder y en el que no está escrito ese mañana que te aguarda.
Esta
maestra que tanto trabajó, y tanto lucho por hacer de ti un futuro
creativo, ilusionante, preparado, capacitado para la improvisación y adaptación
a nuestros tiempos y a nuestro mundo, te dice, hoy: no te encierres
en las posibilidades de un móvil o un ordenador, vive, mi niño, sueña, sé feliz
y no permitas nunca que las manos de malos alfareros te modelen a su
gusto.
No lo
veré, pero llegará un día que emergerá la luz del juicio sensato que devuelva a
los niños su condición de niños y sean ellos los verdaderos y auténticos
protagonistas de la educación y no papeles y exigencias de todos que, por
exceso o por defecto, se olvidan de que eres un niño.
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