Mis pensamientos, poemas, cuentos... de Isabel Agüera

13 abr 2013

Hoy es sábado


¡Pues que se me acaba la semana! Era como un reto, un compromiso, ante todo, conmigo misma, de contar cosas sin importancia pero que pueden ser como la cuerda que ponga en marcha y en punto el reloj de nuestra existencia. La importancia de las cosas, para mí, depende de cómo las vivamos, porque, en realidad, la vida son momentos que se van simultaneando en el vaivén de los días. Un momento de alegría, otro de nostalgia, otro de dolor, otro de sorpresa, otro de aburrimiento….

Y eso es lo que hay.

Pues mi momento de oro de este sábado ha sido la comida con mis hijos y hermanos en una terraza con olor, mezcla de azahares y pinchitos morunos. Me arreglé de rechupete porque quiero que, sobre todo mis nietos, me encuentren arreglada, moderna… ¡Lo que se dice una abuela!

Después, cuando se fueron y me quedé sola, me puse un poco chunga, nostálgica y existencial. ¡UF -me dije-. Neófita, Isabel Eugenia, ahora mismo a coger el coche y al Corte Inglés.

Y allí que me vi rodeada de amables dependientas que me saludaban y me habían echado de menos –no iba hacía algún tiempo-. Una de ellas, tirando de cajón, me dijo: Aquí lleva su último libro una temporada esperando que me lo firme. ¡Ea, pues a firmarlo!

Y comentarios sobre el libro sobre lo joven que estaba –mentira-, sobre lo delgadita que me conservaba –no tanto- y sobre lo guapa que me veían –yo, al menos, me gusto-. Y aunque no era mi intención, cayó primero una exótica camiseta y unos pendientes lindos, después. Me vine más contenta que unas pascuas. ¡Y a merendar! Pues nada más y nada menos que una chirimoya de medio kilo, que quitaba el sentido.

De pronto miro para mi terraza y veo que mis plantas están pidiendo socorro. Sí, socorro, porque ha hecho un gran día de calor y llevaban más de cuarenta y ocho horas sin una gota de agua y ¡para qué lo tristonas que se ponen! Así que manguera y riego.

¿Y qué más? Bueno, como todos los días, mi rato de relax. En una salita, muy a propósito, repleta de libros y con olor a incienso, cierro los ojos y me dejo llevar. ¿Hoy? ¡Pues que he hablado después de un montón de años con mi Álgel de la Guarda! ¡Qué interesante ha sido la charla! Empezó por decirme, ¿te acuerdas de aquel día de tu cumple? No voy a escribir la conversación enterita, pero se refería a que, un día mi madre me dijo: Hoy cumples siete años. Ya tienes uso de razón. Y yo ni idea de la señora razón, pero en el polvo del mostrador de mi casa el Banco, con el dedo mal hice un siete. Y me di cuenta de que había un cuadro torcido, de que había un almanaque con los números en rojo. Y me dije: ¡Ya está: se me encendió en el corazón la luz esa de la razón!

Pero lo que me quería recordar mi ángel, con mucha guasa, era que sigo tan inocente como entonces. Me parece que él ya no es el que era.

Y voy a terminar que hoy, por ser el fin ya de la semana me he alargado mucho. Siento penilla, como si me despidiera de un querido grupo de amigos después de “excursionearnos” juntos. No, estoy pensando que voy a terminar mañana, DM. Sí, un día más que para eso será domingo.

Y me he hecho una sesión de auto-fotos, por los dichos de las del C. Inglés. Para mí es como una fototerapia. ¿Me veo bien o me veo mal?


                                         Mi camiseta nueva y tan feliz

2 comentarios:

Katiuska dijo...

Estás fenomenal;bueno no me extraña con el humor que tienes y tu vida siempre con alguna ocupación,es normal.

Isabel Aguera Espejo-Saavedra dijo...

Querida Katiuska: No todo se ve en las fotos, pero gracias de verdad. Iba a esribir ayer, pero me fue imposible y ya lo dejo así. Me gustatía qu epudieramos seguir en contacto. ¿Sabes mi correo? Es facíl encontrarlo en Google. No me gusta escribirlo aquí. Un abrazo fuerte. Y he visto que tienes un blog. Entraré y lo veré.