DIARIO CÓRDOBA / EDUCACIÓN
ESCUELA LABORATORIO
Queridos maestros: puede que
todas las estrategias escritas en mis
obra pedagógicas os puedan parecer, como mínimo, extrañas, y sí, puede que lo
sean, pero creo que el maestro debe investigar, el qué y el cómo lograr que
todos los alumnos alcancen los objetivos mínimos, sin alejarse de los libros de
texto pero creando distancia suficiente para que al usarlos, se olviden de lo
textos complementarios y aprendan lo esencial.
Se trata de un nuevo intento
de educar desde la experiencia y la práctica cotidiana simplificando y
resolviendo problemas de la forma más breve y eficaz. Estrategias que he
resuelto en el aula y de cuyos resultados me he sentido satisfecha.
La experiencia que cuento hoy
se me ocurrió con un curso de alumnos de doce años, repetidores, con índice
total de fracaso. A la vista de una última evaluación, se me ocurrió probar con
una nueva estrategia. Les dije:
-Voy a ver si os preparo una
evaluación sencilla para que estudiéis algo y aprobéis todos. De forma muy
aparatosa, escribí en un folio preguntas que venían a ser lo esencial de
Sociales que debían haber aprendido. Una vez que las escribí, les dije:
-Tengo que salir un momento.
Y dejé el folio con las
preguntas encima de la mesa. Nada más salir pude percibir el revuelo de alumnos
que a toda prisa copiaban las preguntas.
Al día siguiente, en la cara
de todos, siempre tensa ante una prueba final era de tensión y expectación,
pero aquel día se les notaba cierta relajación, complicidad y hasta deseos de
empezar.
El resultado fue, como
esperaba, de éxito total. ¿Qué había pasado? Lo que yo quería: que aprendieran
el nombre de las comunidades autónomas de España en aquel caso. Hay alumnos con
los que hay que estudiar, probar, como en un laboratorio, todo, antes de
dejarlos perdidos en el fracaso sin remedio, porque estoy convencida de que no
son los alumnos los que fracasan sino sus maestros que por desidia o ninguna
imaginación los abandonan a su mala suerte
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