DIARIO EL DÍA DE CÓRDOBA
PILAR BARTOLOMÉ
20 Mayo, 2018 - 02:31h
Isabel Agüera. Es autora de más de 75 obras educativas,
que han sido traducidas a varios idiomas y, además, colaboró en la puesta en
marcha de los colegios Aljoxaní y Santuario
Isabel Agüera nació en
Villa del Río en el seno de una familia de ascendencia literaria por parte
materna. Tercera de nueve hermanos, desde muy niña, destacó por su afición a
los libros, así como su gran facilidad para narrar y escribir cuentos y
poesías, recibiendo sus primeros premios cuando sólo tenía nueve años. Isabel
se escolarizó en el colegio de la Divina Pastora de su pueblo. Más tarde se
trasladó a la capital cordobesa al internado de la institución teresiana donde
terminó bachiller y cursó Magisterio en la ya desaparecida Escuela Normal. Ilusionada
con el espíritu de la institución y sobre todo con la vida de sus fundadores,
Pedro Poveda y Josefa Segovia, ingresó como aspirante en ella en la que
permaneció unos años, hasta que, por razones de salud, se vio obligada a
abandonar.
Tras lograr plaza por
oposición, obtuvo su primer destino provisional en la unitaria número 5 de
Palma del Río, donde ejerció un auténtico apostolado, no sólo con las 70
alumnas que diariamente asistían a su aula, sino atendiendo, sin horario y sin
medida, a la pobre gente de aquella zona en sus muchas necesidades, tanto
materiales como espirituales y culturales.
Al año siguiente, logra
destino definitivo en la aldea de Fuente Carreteros, dependiente de Fuente
Palmera. La estancia fue de lo más prolífero: teatro con niños y adultos,
exposiciones, carrozas, visitas diarias a los enfermos, excursiones, actos
religiosos de lo más variopinto y un largo etcétera. Un año después, pidió
traslado, por salud, con destino a la provincia de Jaén, en concreto, a
Villanueva de la Reina. De los cuatro años que permaneció allí, Isabel dice en Memorias
de una maestra que: "Fueron aquellos años la edad de oro de mi
magisterio". Años en los que, según cuenta, no salía del aula en todo el
día, ya que, terminado el horario escolar permanecía allí atendiendo a jóvenes
que acudían a bordar sus ajuares o a recibir clases de lectura y escritura. En
aquel municipio conoció al que pronto sería su marido. Aunque, tras veinticinco
años de matrimonio y tres hijos, falleció a muy temprana edad dejándole un gran
vacío.
Así, volvió a Palma del
Río y, posteriormente a Alcolea al centro escolar Joaquín Tena Artigas. Allí
permaneció diez años, de ellos, a instancias del servicio de Inspección, pasó
dos en Córdoba en comisión de servicio para colaborar en la puesta en marcha de
nuevos colegios: Santuario y Aljoxani. En estos diez años, y ya con tres hijos,
Isabel multiplicó sus actividades a favor de la escuela: exposiciones al
finalizar los cursos, belenes vivientes en los que participaban los alumnos,
atención individualizada a numerosos escolares problemáticos, de cuyas
experiencias y resultados hay buena cuenta de ello en sus obras. Periódico
Escolar, Reuniones de Padres, que auguraban las primeras asociaciones, y un
larguísimo etcétera. En 1979 logra destino en Córdoba, en el colegio público
Averroes donde permaneció hasta su jubilación, tras veinte años de ejercicio.
Investigadora incansable
de temas educativos y escritora por vocación y profesión, simultanea ambas
actividades en una prolífera obra dedicada a profesores, alumnos, padres y
público en general. Ha intervenido, también en numerosos congresos,
conferencias, mesas redondas, programas de radio, vídeos pedagógicos, grabados
y emitidos por PTV Córdoba, y la coordinación de seminarios en el centro de
profesores de Córdoba. Simultaneando pedagogía y literatura, ha logrado
publicar más de 75 obras. En la actualidad su obra está muy extendida y
valorada por países de Latinoamérica, cuyos ministerios de Educación y Cultura
las adquieren para bibliotecas y centros escolares y, además, han sido traducidas
a varios idiomas. Su primera obra, Buscando en la vida, fue galardonada
con el premio Blasco Ibáñez y editada en 1979. En 1980, recibió el premio
Ciudad de Villa del Río, -otorgado en el 1974- con la obra titulada Tengo
derecho a vivir. En 1981 publicó la obra Jugar y crear, mientras
queen 1985 la novela Sol de Otoño y un año más tarde, en 1986, Edelvives
editó Quisco, mi amigo. Ha colaborado en revistas como Magisterio,
Alminar, Maestros, Diálogo, Alhacena, Andalucía
Educativa, la Enciclopedia de los Pueblos de Córdoba, y también en
centros de promoción de la Mujer.
Isabel recibió numerosos
premios y reconocimientos a lo largo de su vida como la medalla de Plata de
Andalucía, el galardón Blasco Ibáñez de novela, el de Ciudad de Villa de Río de
novela corta, la Fiambrera de Plata del año 1991, concedida por el Ateneo de
Córdoba, o el galardón Medios de Comunicación, del Instituto Andaluz de la
Mujer, Hija predilecta de su pueblo, Villa del Río sonde tiene dedicada una bonita calle y un certamen literario a su Nombre, Certamen de las Letras, Isabel Agüera.
Además, Isabel ha
promovido y creado la Asociación Nacional de Maestros Jubilados de la que es
presidenta y a cuya obra vive totalmente entregada. Escritora además de
maestra, en su ejercicio, ha hecho de la lectura y el lenguaje la piedra
central de los contenidos educativos. Es pionera en temas y aspectos
relacionados con las nociones de aprendizaje significativo, creatividad,
educación en valores o enseñanza individualizada.
Maestra de sueños, con
ella todo era sencillo, divertido, alegre... Todo se aprendía de otra manera...
En palabras de ella misma: "La vida es tan sólo un paseo por el
transcurrir de los momentos en los que hay que ir sembrando ilusión y
amor".
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