Buenos días, amigos:
fresquito y espléndido día de martes
santo.
Copio y pego mi artículo
de hoy que desearía entendieseis sin ir más allá de lo que claramente expongo: mi opinión acerca del
prestigio.
DIARIO CÓRDOBA/OPINIÓN
ACERCA DEL PRETIGIO
El martes cuatro y en la
contraportada de nuestro Diario, leí un titular que me dejó un poco sorprendida
por varias razones. El titular obedecía a una entrevista al novelista,
periodista, guionista, crítico literario, etc. Ramón Pernas. Decía: «Los viejos
no tienen prestigio, nadie escribe sobre ellos».
En primer lugar, quiero que
vaya por delante, mi mayor respeto a tan insigne profesional de las letras, al
que no cuestiono en absoluto. Mi opinión, pues, va en línea solo con el titular
ya que me ha provocado bastante rechazo por las siguientes cuestiones: creo,
exactamente lo que quiere decir al referirse al prestigio, aunque al leerlo se
pueda interpretar como sinónimo de poder, fama, etc.
Y respecto a eso quiero
recordarle, segura de que él lo sabe mejor que yo, algunas frases: el prestigio
no se compra ni se regala; se trabaja. Y una más: la fama, aunque dulce, es
breve y efímera, el prestigio, en cambio, es un camino de esfuerzo y dedicación
que desemboca en respeto, confianza y reconocimiento.
Creo que el prestigio en
su persona está más que reconocido. Otra cosa es, y personalmente no me
preocupa en absoluto, el que se olviden de que los mayores, siguen existiendo,
trabajando, luchando..., con experiencia y sabiduría. ¿Que nadie escribe sobre
los mayores? De mis más de setenta obras editadas, y no es presunción sino
información, cinco tienen como protagonistas a mayores. De mis más de treinta
años de colaboraciones semanales en prensa y revistas, cientos de mis artículos
están dedicados a mayores, etc. Sucede, y no es ironía, ni acritud sino mi más
sincera verdad, que no soy nadie y es por eso que ni remotamente sepa de las
obras que le hablo y mucho menos de su autora: pues, una mayor; servidora.
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