SER MAYORES CON DIGNIDAD
3.1. BREVE RELATO
Un hombre septuagenario gustaba de rodearse de hombres más ancianos y deteriorados que él. Entre ellos se sentía joven, docto, deseado, querido... Se decía: ¡Pobres viejos! ¡Cómo me necesitan! Sin mi edad, salud y palabras, ¿qué sería de sus horas?
Sucedió que un día se llegó hasta ellos un joven. Dirigiéndose al grupo, exclamó: ¡Buenos días! ¿Podrían decirme la hora? El hombre septuagenario se apresuró y con torpe diligencia fue a sacarse el reloj del bolsillo, cuando éste se le cayó.
Lo siento, abuelo -dijo el joven, al tiempo que con apremio recogía el reloj del suelo-. ¡Mala pata, abuelo! ¿Se le ha roto?"
Y se alejó repitiendo: Lo siento, lo siento, abuelo...
Cuando el joven se distanció, el hombre septuagenario exclamó malhumorado: ¡Poca educación! ¡Poca vergüenza la de estos jóvenes de hoy! ¡Qué poco respeto y qué forma de tratar a los mayores!
Los demás ancianos guardaron silencio pero en sus corazones no había reproches: ellos habían asumido el ser "abuelos".
La dignidad de ser mayor es algo así como una hermosa prenda que ilumina oscuridades y crea rescoldo que calienta manos de seres humanos ateridos por el desaliento, angustia y agobio que les puede producir el paso del tiempo.
Y es que debe ser triste, muy triste, el vacío que nos puede ir dejando el pasado, si no fijamos en él la memoria mejor de las cosas. Los instantes que fuimos felices en una casa, con unos juegos, con una familia, con amigos, con una rosa, con un sueño...
La vida, con el paso de los años, inevitablemente, se va transformando en montón de pérdidas donde, no obstante, palpitan hermosos retazos de felicidad.
Buscad y veréis como encontráis el árbol de siempre, el camino de ayer, la fidelidad a las cosas imperecederas, buscad y encontraréis palabras, ecos que os devolverán la memoria tal vez perdida de las cosas, buscad y aparecerá el índice del pasado que os remitirá a la salvación en momentos en que la luz de vuestra "casa" se apague y os quedéis a solas con el viento, la noche y el crujir de viejos tejados.
No es el tiempo, ni la edad los culpables de que seamos o no "abuelos". No, somos nosotros mismos, cuando borramos del almanaque nuestro cumpleaños, cuando nos molestan los cambios, cuando seguimos aferrados a una juventud que se nos fue...
CÓMO LOGRAR ÉXITO Y DIGNIDAD A PESAR DE LOS AÑOS.
Como hemos venido diciendo, el envejecer no es algo que ocurra de un día para otro, por muy puntuales que sean los acontecimientos, como la jubilación, casamiento de los hijos, etc. Se envejece día a día, dependiendo de nosotros, en gran parte, el retener e incluso retardar el proceso o en cualquier caso caminar de cara a él de la mejor manera que esté a nuestro alcance. Cuanta más capacidad tenga el individuo para desplegar un discurso sobre su propio envejecimiento con conceptos realmente positivos, mayor será la posibilidad de proteger su autoestima, y de asegurarse envejecer exitosamente.
Conclusión: El envejecimiento digno y exitoso es un trabajo diario, es trabajo feliz, es un trabajo productivo que logra un enriquecimiento único y especial, que se define en términos de bienestar propio y satisfacción subjetiva, y que trasciende la edad biológica.
El camino a recorrer para lograr el éxito deseado de cara a nuestra “mayoría” de edad, se basa en tres pilares a los que vamos a dedicar atención e información. Pilares de orden biológico, psicológico y social
- Disminuir la aparición de enfermedades. (Factor biológico)
- Mantener, y en lo posible acrecentar, la actividad económica e intelectual. (Factor psicológico)
- Mantener un compromiso con los otros y con la vida. (Factor social)
Analizaremos cada uno de estos factores:
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