Mis pensamientos, poemas, cuentos... de Isabel Agüera

13 sept 2018

Néctar de la vida

ALGUNOS FRAGMENTOS D MI OBRA NÉCTAR DE LA VIDA


 EN el silencio de mi casa escucho cómo el viento, golpea,   la puerta del lavadero. ¡Y lo escucho con gusto! Es como si se acentuara el silencio. Es como si hubiera supervivido a una hecatombe, y no quisiera detener el único resquicio de movimiento  que me acompaña.

UN día, buceé en mis profundidades, revestida de soledad, de silencios... Sin más armas que mi verdad crecida en los vaivenes del camino, y allí, creando mi vida en cada instante, sacándome de mi repetida nada, alumbrando mis muchas oscuridades, revistiendo de amor mis alientos, ¡allí, sí, allí  no estaba yo sola, allí, había un  DIOS!

AQUÍ, frente al mar, en este camino blanco que la luna llena abre, estoy. ¡Cuánta belleza...!  ¡Detente mar...! ¡Detente, luna...!
¡Que las olas corran por el mundo y se tornen abrazos de paz! ¡Que mis brazos se alarguen al amigo y colmen de ternura su alma!
No quiero perder este atajo de luna y mar por donde mis pasos caminan, sin miedo, y se emigran, persiguiendo un sueño.  ¿Me moriré siendo ingenua? ¿Me moriré siendo sabia?  ¡Me es indiferente, creo! ¡Ahora, sólo mar y luna!, ¡y yo!
                                                  
¡NO te vayas, avecilla de los mares! Te veo y me veo, surcando noches y días  en tempestad y calma, siempre dibujo de un horizonte  donde  cielo y mar, nos   guía...
No te vayas, y si te vas, espera: ¡Me voy contigo! No a la soledad, no a la noche.
Sobre esta fría pantalla deposito un beso, dos, tres... ¡muchos besos!, cuando, desde el otro lado, alguien me escribe. Sí, alguien que existe, que guarda, como yo… ¡tantas lágrimas!
Sí, yo también estoy sola, deprimida...
¿pervertida, insatisfecha, frustrada..?

Amigos del blog: Para vosotros, compañeros  de tantas días, años…,  tan sólo soy un nombre más en este inmenso paisaje por donde todos caminamos. Pero no sois tan anónimos para mí porque noto cómo me late el amor, la compasión… Cómo entiendo que, unos y otros somos... sí, todos pobres náufragos de un sólo día: de éste.
Y es por eso que mis brazos se alargan, y mi alma se conmueve ante tal desfile de nombres... ¡Suerte, amigos, mucha suerte!  Alguien os mira, y os ve. Alguien os escucha.

Alguien...  ¡Qué impotencia!

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