LLega la primavera esta madrugada y me quiero adelantar con dos poemas. El primero de mi hija Isabel María. El segundo de Juan Ramón Jiménez
Primavera
Soplo floral
que invade sentidos
ventisca de
jazmín impregna mi alma
galerna de luz
que oculta las sombras
del
algente invierno que calla.
Nardos y
lirios en flor
reclaman miradas
y alientos
e imponen
suspiros de amor
que se esfuman con
el viento.
Delicado y
afable tiempo
que alarga las
tardes en primavera
renovando
ilusiones, secretos, misterios
por nuevos
sueños de estrellas.
Delirios de
romero, tomillos y jaras
emprenden un
canto rotundo
posando en la
ansiosa montaña
fragancias y
esencias de mundo.
Quédate ahí,
apacible e inerte
en tus entrañas
yacer quisiera.
Envuélveme en
alborozo o aromas lejanos
pero quédate en
mí… primavera.
¡Mañana
de primavera!
Vino
ella a besarme, cuando
una
alondra mañanera
subió
del surco, cantando:
"¡Mañana
de primavera!".
Le hablé de una mariposa
blanca,
que vi en el sendero;
y
ella, dándome una rosa,
me
dijo. "¡Cuánto te quiero!
¡No
sabes lo que te quiero!".
¡Guardaba
en sus labios rojos
tantos besos para mí!
Yo
le besaba los ojos...
-¡Mis
ojos son para ti;
tú
para mis labios rojos!
El
cielo de primavera
era
azul de paz y olvido...
Una
alondra mañanera
cantó
en el huerto aún dormido.
Luz
y cristal su voz era
en
el surco removido...
¡Mañana de primavera!
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