Mis pensamientos, poemas, cuentos... de Isabel Agüera

11 mar 2016

Fragmento: No queda más que soledad

Hoy, amigos, un fragmento de mi novela titulada “No queda más que soledad”. Está basada
en hechos reales y en ella me he recreado en el vocabulario eminentemente andaluz y popular  tan rico en expresiones, creativo y colorista

Entre dos luces.
A “cojetadas” se acerca la abuela Anica que, con un capote por la cabeza y un palo que le sirve de marrilla, acaricia un envoltorio, todo sucio y viejo delantal:  que digo, ¡que parir el animal en un día como éste...! ¡Pa qué cuando se entere el Miguel!  Son de la "Ministra", ¿sabe usted? ¿Dónde se habrá metío el viejo éste? No es cuerpo na más que pa el chismorreo y el televisor, que está enjotao con las tías marranas que salen en pelotas vivas. ¿Dónde se ha visto. Habemos  perdío la vergüenza. Ahora dice que va a comprar un vi... un vídeo de esos como se diga pa  engrabar las películas de la noche, y es lo que yo me digo: ¿pa qué tanto, si ve menos que Pepe Leches?
Ya se oye, ya se acerca el cascabeleo de la manada  de Miguel, y su voz, berrido de macho, que arrea a las cabras y le alivia el paso duro por terrones y matorrales: ¡Caca-caaabrooo...! ¡Me cago en la madre que os echó! ¡Mira si reventarais! ¡Caca-caaabrooo...
Ya llega el aire húmedo cargado de olores, y la tormenta negrea por el horizonte.
Truena, y los montes se tornan ecos ininterrumpidos, y los rayos descargan  zigzagueantes  sobre el viejo, viejísimo yermo.
La burra de Miguel, la Perica, vieja e hinchada, se revuelca en el camino, mar de garrapatas y polvo. Se oyen ladridos,  se oyen cubos que se hunden en los pozos con la premura y el desorden de manos engarrotadas, se oye el viento y el chirriar de una cancela...


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