¡DIOS, Dios, Dios..! ¡Qué difícil palabra! ¡Dios, Dios, Dios...! ¡Qué
extraña palabra! Cuánto más la repito, menos la entiendo, pero se alza gigante
en mi mar revuelto de dudas, de preguntas sin respuestas...
Yo, y mi caminar, yo y mis
sueños, y mis desvelos, y mis auroras, y... ¿tan sólo polvo, nada, yo ? ¿punto
final de una absurdo, existencia ? ¡No, no puede ser!
Seguro que Dios, ¡qué hermosa palabra!, algo me dice, y yo lo creo, se
nos hace luz por dentro, y manantial efervescente que se acuña al rítmico paso
de mis pulsos jadeantes...
Seguro que Dios, ¡qué singular palabra!, algo me lo dice, y yo lo creo,
no es abandono y olvido, no es dedo
índice, capricho de nuestras dichas e
infortunios. Seguro que Dios no es mi encuentro con luminoso infinito… ¿Qué es?
No lo sé, pero Dios, seguro, mi palabra primera, mi primera duda, mi primer
descubrimiento, oteó de puntillas un día por
horizontes y desconciertos en la
morada de mis silencios. Y yo lo sorprendí y nada, tan sólo claridad, destello que se me coló para siempre en el alma
Seguro, seguro que Dios es… No
lo sé, ni me importa demasiado, pero no obstante lo veo en ti, amigo, lo veo en
mí, lo veo y lo siento encada latido de
la existencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario