¿Otra vez llena, luna, lunera? ¿No fue ayer
cuando dejé de verte, reinona de los cielos? ¡Vaya, has dado la vuelta al mundo
y yo sin enterarme, y yo sin moverme!
¿Pasaste por aquel jardín escenario de mi infancia? ¿Tropezaste,
por casualidad, con mi bastidor de hilos de seda?¿Me encontraste sentada junto
al palomar,grabando sonidos del silencio?
¿Que no?¡Ah, ya sé! ¡Si estaba en la era machacando espigas
en el aquel trillo de mulillas
trotonas!¡Si estaba en la huerta del Solo contando las vueltas del borriquillo
de
ojos tapados alrededor de la noria! ¡Si estaba escribiendo cuentos
de hadas, sirenas, caballitos de mar…” ¡Si estaba arrullando a mi muñeca de trapo, que habían llamado fea!
¡Ay! ¡Cómo se aroma mi alma, volcán de sentires en el espejo
del tiempo que sigue moviendo los hilos de mi memoria!
Tú, sí, tú, luna,
acallas suspiros que me laceran el alma en un torrente de voces que se
baten en sombras de nostalgias infinitas impregnadas de Ángelus y horas crepusculares
Y son grillos, y son trenes, y son estrellas, y son
palabras... Surtidores magos de sueños que matizan de ternura el dolor de los
momentos, agridulce de la vida.
Pero tú, luna, lunera, caminas silenciosa por el cielo cobrizo, de la
ciudad, que, en estresados anhelos, duerme.
¡No te vayas! ¡No me
dejes en la noche negra de mi almohada! ¡No te vayas! ¡No me dejes en este
remolino de sueños perdidos! ¡Por esta noche, solo por esta noche, luna,
lunera, quédate y que tu macilenta luz arrulle mis ilusiones dormidas, a veces.
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