Hoy os transcribo resumido
mi monólogo de anoche. Nada importante, tan solo que se lo prometí a un amigo
que me llamó por teléfono. me preguntó: ¿qué haces?¿ Qué piensas?
Aquí tienes la respuesta,amigo:
Ahora son las doce de la
noche. Hora para mí de cerrar puertas, revisar formalidades, apagar luces,
cerrar los ojos y perderme un rato en la nada. Me cuesta evadirme. Las imágenes
del día me inquietan: el viejo solo en el jardín, el pequeño que lloraba porque
no quería ir al colegio, la enfermedad de un amigo, la mentira de otro… Todo
tengo que dejarlo aparte ahora: tengo que relajarme, evadirme de esta mísera
tierra, de este mísero cuerpo, sí, evadirme de todo y mentalmente recorrer el
mundo. ¿Y si visito a mis amigos? Eso haré. Allá que voy. ¡Vaya!, unos rodeados
de familia, otros solos, unos en la cocina, otros viendo la tele, algunos
sufriendo, sonriendo, llorando, mintiendo… en el pueblo, en la ciudad, en
España, en Argentina, Mexico… Siento pena de todos y de mí… ¿por qué no eternos
y unidos? ¿Por qué hoy somos y mañana no? No tienes vocación -me decían-; te
apegas a todo. Y yo quería dedicar mi vida a las misiones, a cosas grandes,
sacrificadas, pero, ¡si me apego a todo no puedo! ¿Y qué hago? ¿Y qué son cosas
grandes? ¿Y por qué será malo el sentir y el querer? Si no sirvo para cosas
grandes, me dedicaré a las chicas. Hay tantas… Pero, ¡si todas son grandes! ¡Si
todas me llegan al alma! ¡Si me apego a todas! ¡Si somos tan pobres humanos!
Luchamos por absurdos, vivimos por fuera, caminamos de espalda al sol y con el
pecado original en alto por si alguien nos pasa un codo, nos come la prisa y no
vamos a ninguna parte, se nos seca la lengua a la hora de una alabanza, nos
medimos con el otro, le lanzamos pequeños dardos… ¡qué puñado de nada soy,
somos! ¿Y por qué nos creemos alguien si en un tris podemos irnos ¿a esa
dimensión de ondas errantes? ¿Se reconocerán las ondas hermanas,
padres, hijos, etc? ¿Y si existiera ese Dios en el que deseamos creer? A
veces, me dirijo a Él: oye, Dios –le digo-, ¡que estoy aquí,! y tú que siempre
estuviste en mi vida, ¿dónde estás ahora que parece te hubieras disipado? ¡A lo
mejor de un salto, cierro los ojos y los abro en otro planeta de luz que eres
tú?, pero, ¿sola? ¿Y qué hago yo con luz sin mis hijos, sin mis amigos...?
Mis relojes, cada uno a su manera, me dan las una de la
madrugada: hora de dormir. ¿dormir ahora? ¡Si es hora de volar, de amar, hora
de silencios, de luces, de murmullos, de cucos y de búhos, pero no hay tal…hay
eso sí, y ya es un consuelo, una luna que se despide allá por mi sierra donde
los ecos duermen ¡A dormir! ¡A perderme de verdad en la nada! Hasta mañana, mis
sillas, flores, muñecas, avenida, libros, música... Hasta mañana, mis niños,
hasta mañana, vida. No te olvides, Dios, de despertarme.
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