DIARIO CCÓDOBA / OPINÓN
Un día, hace años, un niño me preguntó: ¿maestra tú votas?
¡Claro que sí! –le contesté-. El niño, no conforme con mi respuesta añadió: ¿y
a qué partido votas? Me hizo dudar unos momentos buscando la respuesta más ajustada a la realidad y que
satisficiera su curiosidad. Al fin, le dije la verdad, porque jamás se debe
engañar a un niño, a no ser que podamos
perjudicarle, en cuyo caso mejor dar
respuesta dubitativa y añadiendo: puede ser esto o puede ser otra cosa. No lo sé con
seguridad. Pero, claro, la pregunta del
niño exigía una respuesta sin ambigüedades y de ahí que mi contestación fuera
la pura verdad: pues voto –le dije a quién me parece que tiene mejor programa, pero no por eso mi
voto es siempre para el mismo partido. ¿Entiendes? El niño, no contento
del todo prosiguió en su interrogatorio:
¿Y en tu pueblo cuál es el mejor?
Bueno, pues esta pregunta del pequeño me llevó directamente a
este artículo que dedico a a mi pueblo y especialmente a los políticos,
porque tengo una verdad incuestionable:
en mi pueblo, y para mí, no hay tales partidos, no hay políticos, hay, y esa es
mi gran verdad, familia, amigos con cuyos padres, en gran mayoría, he
compartido años de muchas dificultades, he compartido juegos, colegios
parroquia, ferias, etc. En mi pueblo yo no podría votar, porque todos a una
buscan y quieren lo mejor para esta ciudad del Betis, hermosa Villa donde nacimos. Desde la primera
legislatura en democracia se han ido sucediendo distintas ideologías –se dice-
pero a todas, personalmente les estoy agradecida porque, parte de lo que tengo
se los debo a unos y a otros que me han ido distinguiendo con lo mejor. Por
eso, hoy, tras nuevas elecciones, quiero felicitar a todos los llamados
políticos de mi pueblo, porque considero que todos son ganadores, y esto no es
un recurso para este artículo que bien podía escribir otro: es la respuesta que
di y expliqué al pequeño que entendió perfectamente y que le llevó a exclamar:
¡claro si sois amigos...!
Mi pueblo, Villa del Río,
mejorando año tras año, será siempre para mí cuna y la mano que la
meció. Allí, tras vida honesta, religiosa, culta..., está, en lugar privilegiado de un bonito cementerio, mi
familia, allí una preciosa calle, todo
un honor, lleva mi nombre, allí reza que soy hija predilecta, allí libros
publicados, allí un Certamen
Literario a mi nombre, homenajes,
etc. Dice, y es verdad, que soy profeta
en mi tierra, pero se lo debo a las sucesivas corporaciones que ni tan siquiera
recuerdo, ni me importa, de qué color eran o son, porque los quiero a todos,
políticos o no, paisanos todos, nombres y apellidos que llevaré siempre
grabados en el alma, Dos palabras para terminar: enhorabuena a todos y gracias.
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