Mis pensamientos, poemas, cuentos... de Isabel Agüera

1 mar 2023

APRENDER A SER

 

DIARIO CÓRDOBA /


EDUCACIÓN

APRENDER A SER

ISABEL AGÜERA

El era feroz huracán de adolescencia. Era un claro oscuro de auroras y crepúsculoS apenas sin días. Era un agridulce que se colaba en el paladar y, en contrastes, mal se digería. Era una mirada tierna en un desconcertante rutilar de gracia y picardía. Era personaje protagonista de mil historias inventadas. Era amigo, novio, amante –decía-. Era un chaval que un día, hace ya mucho tiempo, se cruzó en mi camino una mañana de septiembre, cuando, con catorce años, alguien de un empujón lo obligó a entrar en aquella mi clase de un pueblo, jardín de huertas y azahares: 

  • ¡Anda, so traste, a ver si aprendes algo bueno! 
  • Era un vaivén de colegios y maestros. Era "alias virus" entre compañeros. Era un mal trato, un olvido de todos. Un día, alguien, con palabras de promesas y amistad, lo engañó. Se alejó de la escuela: Buscó la vida en la calle. Hace un par de años, lo encontré, un día: 
  • Tengo SIDA, pero no la he olvidado --fueron sus únicas palabras en un rostro deformado.
  • Tampoco él había caído en mi olvido, pero hoy su recuerdo me crece y me parece ver en su mano levantada pidiendo auxilio la de tantos alumnos y alumnas que pasan por nuestras aulas sin que jamás hayan oído, al menos de nuestros labios, la palabra amor. Llegan y se van de nuestras aulas como números que contar, como recipientes que llenar a presión de competencias cognitivas, olvidados, tal vez por ignorancia, de que no basta con saber, sino que hay que aprender a ser, ante todo, y ese aprendizaje sólo se puede administrar desde el amor, y el amor es esa delicada flor que hay que abonar, regar y cuidar de las excesivas temperaturas y de las intemperies, al tiempo que favorecer su crecimiento en libertad. 
  • No sé cuántos planes de enseñanza he conocido en mi larga vida profesional, pero, sinceramente, no creo que ninguno me haya servido para lograr una enseñanza feliz, creativa en la que primen los alumnos, ante todo y sobre todo sus capacidades, aficiones, intereses, problemas, etc. 
  • No obstante el verdadero maestro no puede obviar que lo esencial es enseñar a ser, logrando que cada alumno culmine su cima. 

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