¡Qué noche! ¡Qué sueño!
¡Dos años, dos! en una incesante caída de días
en este almanaque de olvidos,
recipiente, no obstante, donde las flores de la ilusión
siguen frescas, lozanas.. eternas,
alimentadas por mieles de amistad y esperanza.
Días, hojas que el viento, arranca, pisotea
Y se empeña en arrojar sin piedad
A este río imparable en crecidas que es mi alma
Pero esta noche, ¡qué noche, qué sueño!
La pantalla de mi PC, primero irisada en colores,
después, en burbujeo zigzagueante,
se tornó líquida, transparente...
Y en ella tu voz con mi nombre...
Bailemos, bailemos – repetías - tú y yo...
¡Anda! ¡Bailemos!
Como en un suspiro, mi cuerpo,
rayo de luz fugaz, llegó a la pista, música etérea,
de tu cálida mirada.
Bailemos, bailemos; tú y yo
¡Anda! ¡Bailemos!
¡Cómo se estremecía mi débil tallo
al soplo sutil de tu viento
que conteniendo su furia
tan sólo era caricia en mi árido paisaje!
¡Sí, baliemos! Ya tus alas me cobijan,
me seducen, me apasionan...
Ya mi cuerpo, y mi alma se pierden en tu regazo,
poseídos, como beso errante, arrojado al inmenso mar,
en un tumulto de olas, gaviotas, nubes...
¡Bailemos, bailemos...!
Sí, en un deliro de notas que surcan veloces
el azul del cielo, del mar.. ¡Bailemos...!
Y mi carroza de sueños, volvió a ser calabaza
frente a esta inflexible y fría pantalla...
Ya no está mi nombre en tu voz,
ya no hay pista ni baile
ya siguen cayendo días
que irán cumpliendo mis años...
Todo se desvaneció sobre mi almohada
Día lluvioso de febrero...
Aniversario de... ¿de qué..?
Aniversario de nada: la música de mi baile
se ha entronizado en mi corazón para siempre...
Puedo oírla... Cierro los ojos y... ¡BAILEMO
No hay comentarios:
Publicar un comentario