Sí, amigos lectores que cada día me
sorprendéis hasta en los más recónditos
lugares con palabras alentadoras. Hoy
lejos de Córdoba, con la luna sobre el
mar por escenario, cuando la Semana Santa eclosiona en Pasos, saetas,
inciensos... yo me remonto ya al domingo
de Resurrección y quiero dedicaros el monólogo que me brota, fluido e imparable, al recordaros y recordad cuánta emoción me produce cada año
la celebración de este día que hoy,
entre brisa marina, gaviotas, silencio de una playa en calma total, me trae
memoria más intensa que la imagen o el timbre de miles de voces. Son mensajes
profundos que sólo yo conozco y que me provocan incontrolables deseos de elevarme de esta `playa a la búsqueda de
un eterno abrazo con el universo. ¡Qué paz! ¡Qué amor! ¡Qué misterio!
Una leve
caricia noto correr por mis mejillas... ¿lagrimas? Pueden ser, pero esta vez de
emoción por haber tenido fuerzas para superar momentos difíciles. También de alegría por estar aquí con todos vosotros,
mis amigos, con la luna, con un silencio que es potente eco de recuerdos,
celebrando ya esa maravilla que somos, cuando definitivamente nos sentimos
resurgir como criaturas nuevas, tras cada noche de lúgubres pesadillas, tras
cada evento que nos sumerge en dolor y apatía.
¡Qué felicidad mirar al cielo y comprobar que
siguen los astros, y que la Osa Mayor permanece inmutable, juguete eterno de mis sueños. También yo sigo
existiendo y saboreo con placer mi constante resurrección, mi decidido esfuerzo
de levantar la loza de tan múltiples sepulcros como a veces tratan de ahogar
las ilusiones de mi alma. Pero lo importante es la paz que conduce mi barca por
las aguas tranquilas donde la fe amansa
tempestades y resucita muertos..
Queridos amigos, asistid conmigo a este
maravilloso parto de la luna. Allí donde estéis mirad al cielo, levantaos,
caminad, dejando atrás los despojos muertos que yacen en nuestro
interior. El ayer ya no es hoy, y hoy, nada más abrir los ojos, tuve miedo de
haberos perdido, pero no: seguís vivos
Haciendo caminos y rompiendo silencios. Algo
me guía por los azules vientos.
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