Amigos y amigas: hoy Día
Internacional de la Voz, os dedico un
texto de mi obra AMANECERES.
Hay una frase de Tagore que
dice: Cuando mi voz calle con la muerte, mi corazón te seguirá hablando.
Pero hay voces que,
voluntariamente, se alejan, se silencian, se mueren, dejando un halo de
nostagia y dolor en el alma de alguien
SE ME MUERE TU VOZ!
Me queda, amigo, tu rostro en aquellas fotografías casi
robadas en un instante que se me cae de las manos, hoy.
Me quedan tus palabras sostenidas en el centro de
calmado lago de silencios, hoy
Me queda la silueta de tu mano grande, y en
ella superpongo la mía, chiquita, como
injerto nuevo en tierras viejas, cuando siento miedo, pena, y los recuerdos se hacen tan vivos
que me empujan en el alma para arroparme en
ellos y tornarlos música nostálgica, hoy
Pero, ¿y tu voz? Mi pueblo tiene una sonora
fuente, cuya voz jamás deja de cantar el rumor vivo de las entrañas de la
tierra. Mi pueblo tiene voz de campanas: que doblan a muerte o repicana fiesta.
Y la voz de la lluvia que hace florecer las
acequias, las amapolas, el romero…
Tú yo sostuvimos en nuestras manos aquella
ramita de espíria, cuyo perfume es voz que hoy llena mi casa.
¡Cuántas voces, amigo, seguirán vivas en mí, mientras
me queda vivo un instante de mundo!
Pero, ¿ y tu voz? La estoy perdiendo, casi la he
perdido, casi se me ha muerto en el
silencio oscuro de mi mente.
¿Por qué si tú estás vivo? ¿Por qué si como
el chaparrón, el viento, el paso del cóndor, el
Nabuco, el llanto de un niño, los suspiros de un anciano... pueden
seguir siendo ecos en mis cansados oídos?
Déjame ser tan sólo un gesto, una inocente
sonrisa,
Déjame ser tu agua clara, o tu beso
ardiente...
¡Muy poco! ¡Casi nada!
Tan sólo, por unos instantes, antes de morir,
quisiera que mis oídos resucitaran tu voz...
MUERTA EN VIDA
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