Esta mañana, más tarde de lo habitual en mi
cafetería, por eso de los sábados y
domingos, oí a un hombre decir, refiriéndose al peso de unos zapatos;
menos que nada, porque nada ya es algo.
Directamente esas palabras, “nada es algo”, me
han traído hasta una de mis novelas que
de entrada dice así:
Ya es mañana, y hasta no hace mucho, anteayer, ayer, yo me sentía feliz
de no ser gallina. Sí, porque las observaba en el gallinero de mi casa y las
veía tan aburridas... Apenas se movían. Vivían, eso sí, solo para comer, poner huevos, cacarear de
vez en cuando, agacharse ante el gallo y mirarse unas a otras, como
diciendo: ¡ea, esto es lo que hay! Y terminar, como buen caldo, en algún
puchero.
Por el contrario yo era un saco de ilusiones, de sueños... Un saco
rebosante de emociones, de amores que despuntaban al arrullo
de palomos, que me vibraban al compás de los momentos, que me galopaban
por el alma, que me aceleraban el ritmo de mi pulsos, enarbolando días
singulares de no sé cuantas esperanzas. ¡Qué envidia, si lo sospecharan
las gallinas! Una vida sin corral, sin gallo, con
alas, una vida para campear por mis respetos y llegar lejos, muy lejos... Hoy
me pregunto, tras el paso de los años, ¿en qué me diferencio yo de las
gallinas? ¡Si el mañana de ayer, que es hoy, caigo en la cuenta de que también
soy un aburrido animalillo de corral! A ver: cacareé más de la cuenta, un gallo
me dijo, vamos, y fui, me siguió un gallinero, un ponedero... y nada:
punto final, porque los días se me van de las manos sin más, como tirándome a
la cara: ¿y qué más quieres? Esto es lo
que hay.
¡Qué pena siento de mí! Picotear en algún que otro grano, dormir en un
palo, soportar que la “madrastrona” naturaleza, ¡chssssssh!, nos mande
callar, nos abandone cuando comprueba
que no hay huevos que recoger, que esperar y, ¡hala! ¿Terminar como buen caldo
en algún plato? Ni tan siquiera eso.
Amigos: esto es una novela. Es cierto que la vida, con pequeñas
diferencias, es un electroéndefalo plano repetitivo y súper rápido, pero las
palabras del hombre esta mañana,
descendiendo a la realidad, me repito nada es algo, y eso es lo que
tenemos, lo que somos, nada, pero creo que más que algo, es mucho+
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