Queridos amigos: Otro cuento de Navidad.
Esta vez en mi columna de Educación. Es bonito escribir, leer, contar
cuentos, siempre, pero estos días, por
las aulas, sobre todo, se promueven concursos, dibujos, etc. Ea, pues me uno a
ese lindo coro de inocentes ilusiones con esta leyenda que os dedico muy
especialmente.
DIARIO CCÓRDOBA /
EDUCACIÓN
10/12/2014
LEYENDA DEL ÁRBOL DE NAVIDAD
Muy próxima ya la Navidad, nada mejor para
los alumnos que una bonita leyenda sobre el porqué del árbol de Navidad Vaya,
hoy, por delante la mía:
En un pueblecito lejano vivía un hombre
mago que ayudaba con su magia a resolver los problemas de sus vecinos. Un
día les dijo: he sembrado un arbolito en la plaza pero precisa para crecer que
lo reguéis con vuestros deseos. Así cuando llegue la Navidad podrá lucir en
nuestro belén.
A partir de aquel día, la gente acudía al
jardín y colocándose al lado del arbolito formulaba su deseo: precisamos dinero
para ser felices –clamaba a coro una
gran multitud-. Precisamos poder, mucho poder para gobernar sin problemas
-decían los políticos-. Pues, nosotros -exclamaban los poetas- queremos
premios, fama, mucha fama. Las mujeres, por unanimidad, pedían, belleza,
vestidos, etc. Así fue desfilando el pueblo cuyos deseos iban en línea con más
sueldo, menos trabajo y más vacaciones. No obstante el arbolito no crecía y la
Navidad se acercaba. La gente empezó a clamar: el mago nos ha engañado. Faltan
todavía -dijo el mago- los deseos de los niños y ancianos. Queremos jugar
-dijeron los niño-, y nosotros -susurraron los ancianos- solo queremos que no
nos falte el pan de cada día.
En unos instantes el arbolito empezó a
crecer y cuando llegó la Navidad era un precioso árbol. El mago dijo al pueblo
reunido en la plaza: vuestros deseos eran solo alimento para vuestra vanidad y
gloria material, pero no alimentaban la savia de este árbol Los niños y los
ancianos pidieron lo justo y necesario, algo que no debéis olvidar para ser
grandes. Ahora pongamos aquí el Belén y será la más cálida acogida para el
Nacimiento de Jesús.
Y, desde entonces, el
árbol de Navidad se unió para siempre al Portal de Belén.
(Muy fácil de representar en el aula o en el hogar)
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