Mis pensamientos, poemas, cuentos... de Isabel Agüera

22 dic 2014

Jesús nació el año dos mil catorce


                               Y en este puñado de vidas, Dios nace cada día

Queridos amigos/as: Con un cuento  quiero felicitados y deseados que seáis conscientes,  más que de lo que  esperamos, de lo mucho que podemos perder y seamos felices colaborando a que lo sean los que nos rodean.
Me gusta imaginar cómo sería el nacimiento de Jesús, hoy. De ahí este relato:


Aconteció en estos días que se promulgó una ley de extranjería por la que los sin papeles tendrían un plazo entre siete y treinta días para retornar voluntariamente a su país de origen. 
Un matrimonio de extranjeros, José y María, con la mujer en avanzado estado de gestación, llegados en patera y que buscaban trabajo en España, caminaban sin rumbo en la noche. Encontraron refugio en una chabola abandonada a las afueras de una gran ciudad. Sucedió que el segundo día de pernotar en aquel lugar una grúa municipal los desahució, dejándolos a la intemperie una noche muy fría de un veinticuatro de diciembre del año dos mil catorce. 
Abrazados, retomaron el camino. Repentinamente se vieron obligados a detenerse y buscar nuevo refugio ya que la mujer presentaba síntomas de eminente alumbramiento. El hombre llamado José, divisó a lo lejos los arcos de un centenario puentecillo. Allí, María –dijo-, allí podrá nacer nuestro hijo. Buscaré pasto, buscaré leños, encenderé el fuego y esperaremos a nuestro primogénito. Y el hombre, llamado José, extendió el pasto, lo cubrió con su vieja chaqueta y el niño nació. La mujer, llamada María, lo recubrió con su propia ropa y lo recostó en el cálido montón de pacto, junto al fuego preparado por José.
Aquella madrugada, trabajadores de una fábrica cercana, al cambiar de turno, los encontraron y compadecidos le ofrecieron lo poco que llevaban: se despojaron de algunas de sus ropas, les dieron parte de sus bocadillos y prometieron dar cuenta a los Servicios Sociales para que les ayudasen. 

Así, al día siguiente, se personaron, tres mujeres provistas de todo lo necesario para atender al niño y darles cobijo durante el tiempo preciso para que retomaran camino a su país. 

Hasta aquí mi visión, hoy, de la Navidad. La patria no es propiedad heredada con papeles, sino cielo, dicha y dolor de todos.

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