¡Y mi Ángel se me fue en una marea de tráfico!
Toda una vida me
estaría contigo...
¡Isa, Isa....! ¡Que no me oye! ¡Isaaa! ¡Isabelina! ¿Estás
teniente o estás emocionada con tus canturreos?
¿A qué vienen esas voces? ¿Eres tú, querido angelito?
(Y dale con lo de
angelito) ¡Niña, que tenemos ya muchos años para que sigas con lo de
angelito! Llámame, más bien, Rajoy, Rubalcaba, Indignado…
(UF, no me gusta un
pelo. Esto va a traer cola.) Bueno, ¿qué quieres de mí? ¿No ves que
trabajo?
¿Trabajas y cantas una sentimomentaloide balada, que son
tus cursilerías de siempre? Y no te
hagas la tonta que ya sabes lo que
quiero decir.
Sí, sé lo que quieres: provocarme para que hablemos de
política, pero quedamos que lo primero sería hablar del amor. Ando un poco
descolocada con las cosas que se dicen y se viven en estos tiempos...
(¡Menos mal que
consulté Internet y “copieteé” algo!) ¡Ah, eso! Soy todo oídos.
A ver qué te parece esta frase: Un día dejé caer una lágrima en el océano. El día que la encuentre será
el día que deje de quererte. Es así como yo pienso que debe ser el amor. ¿Cómo
lo ves?
(¡Cómo se le ha ido la
pinza!) ¿Qué quieres que te diga? ¡Me estas rayando, chica! Ya te creía más
madurita en estos temas. He soñado que soñaba / por qué no sueño contigo / Y es
que te sueño tanto de día / que de noche estoy rendido. ¿Te gusta, pequeña, mi poesía? ¡jJajaja!
Me parto de la risa… ¡Un momento, perdona: me ha entrado un wasap!
(Custodio, ¿se
puede saber qué cachondeíto te traes con tema de tal importancia? Perdona,
Jefe, pero mi protegida anda un poco anticuada. Tu protegida habla como fiel
católica, y tú, como sigas por ese camino vas a la calle. ¡Fidelidad, fidelidad
ciega! ¿Me entiendes? ¡Si, Jefe: a la orden!)
(¿El jefe ha dicho
cachondeíto? ¡Ay, Francisco que poco vas a durar en el cargo) Perdona, Isabelita, pero con la crisis se han reducido los Custodios y
andamos de cabeza…
¿Eso quiere decir que te vas?
No, mujer; hablemos un rato de tus románticos amores,
porque son amores puros, purísimos (¡Ay,
qué capón me ha dado el Jefe)
No
puedo vivir ni un momento sin enamorarme o sin saber que puedo enamorar. Sería
muy triste sentir que ya no eres plato de gusto para nadie y que vas por la
vida sin importarte el amor.
¡Estás subidita esta madrugada, eh!
Pero, ¿de qué amor me hablas?
Del que estás pensando: Me gusta creer que
puedo enamorar a un hombre tierno,
sensible, culto, educado, guapillo, altillo… ¡Ah! Y más bien jovencillo...
(¡Tonta
que es la muchacha! Eso también lo
quiero yo. ¿Me habrá oído el Jefe?) ¡Anda caramba! ¡Apuntas muy alto,
chica! ¿Y qué? ¿Tienes algún romance oculto? Recuerda lo que te pasó con aquel
guapillo, altillo, morenillo…
¡No me lo recuerdes! Todavía no sé qué le
pasó.
¡Ay, chiquita! ¡Qué inocente eres! Le pasó
que, después de un año de teléfono, email, chat, dedicatorias y etecé, buscaba
otra cosita. ¿Me entiendes?
Pues lo he pensado, pero, ¿cama a la primera?
¡No, ni hablar!
¿Qué te lo impedía, cariñito? Tú libre, él libre…
Y guapillo, morenillo, y jovencillo…
Miel sobre hojuelas. Te lo perdiste, Isa, te lo perdiste…
¡Ah,no! No me perdí nada; tengo principios, ¿sabes?
¡Jajajaja! ¡Cómo me carcajeo con tus principios!
(¡Custodio!
Declina a malo et fat bonumm ¿Me
entiendes, verdad o estás olvidando nuestra lengua oficial? A
medias, Jefe; no practico mucho el latín. Aléjate del mal y haz el bien. Es lo que hago. ¿Y a qué viene esa preguntita tan impropia de
un Ángel a una mujer decente? Además, el acto “creativo” entre hombre y mujer es tan sublime y tiene un objetivo tan específico que esa forma de frivolizar
que te gastas no me gusta un pelo. (¡Qué desfasado está el Jefe! ¡Menos mal que
está ahí Francisco!) ¡Lo tendré en
cuenta. ¡Tranquilo!, pero Isa es una mujer libre y nada me parece tan
condenable… ¡No sigas por ahí! Libre o
no se debe respeto a sí misma, y tú, ¡al paro diez días! ¡Y nada de pancartas!)
Me tengo que
ir, chiquita. ¡Hay trabajito con los desahucios! (Para qué si le digo la verdad!)
¡Pero si no
hemos terminado! ¿A dónde vas?
(¿Será de verdad mi ángel o será…? No sé;
andaré con cuidado)
Ama, chiquita,
ama cómo puedas, ama a quién puedas, pero ama. Fin de la cita.
¡
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