DIARIO CÓRDOBA / OPINIÓN
PATERNIDAD RESPONSABLE
Siempre se ha dicho que los hijos
nacen con un pan debajo del brazo pero, visto lo visto, y leído y escuchado,
hace unos días, entre amigos, lo que se impone en estos tiempos es traer hijos
al mundo, sin pan alguno, programando, por parte de los padres, presupuestando,
manejando cifras, con anterioridad: crianza, estudios, carreras, futuro, gastos
de los tiempos, festividades y celebraciones, etc. etc. O sea, un estudio
detallado, un presupuesto perfecto para saber por cuánto les va a salir un
hijo, concluyendo que por un ojo de la cara, luego, mejor actuar con
responsabilidad y proclamar la paternidad responsable. ¡Claro! La primera
pregunta que me asalta acerca del tema es la siguiente: ¿es que, acaso, mis
padres, por ejemplo, no se responsabilizaron de los ocho hijos que tuvieron?
Por supuesto que sí y además de uno por uno, dándonos educación, amor,
cuidados, enseñanzas, alimentos, y todo lo básico, etc., en años de grandes
carencias de todo y para todo. ¿Cuál era el secreto? Pues, eso, paternidad
responsable de hijos nacidos por amor, lo que conllevaba para los padres
grandes privaciones, sacrificios, dedicación, atención, responsabilidad…
Hoy
día, ese lugar, del que habla el Principito, en el corazón de los padres, no
puede existir porque está ocupado por un buen piso, el mejor coche, comidas,
que hay que ver con cuánto tiempo hay que reservar en los restaurantes, ocupado
por viajes, los mejores televisores, artilugios, celebraciones, amigos, etc. Un
hijo resulta caro, si tenemos en cuenta la parafernalia de bautizos, primeras
comuniones, cumpleaños, móviles, ordenadores, plays, clases hasta para dormir,
libros…
¡Uf, que barbaridad de gastos! No, no puede ser traer hijos al mundo
en estos tiempos; resultan muy caros.
¡Ay, queridos padres! Nos hemos
convertidos en sibaritas, comodones hedonistas con el pretexto de lo caros que
son los hijos, y no niego que haya casos más que justificados, pero en mi
experiencia de hijos, en tiempos también difíciles, proclamo que lo más bello que
tengo en la vida y no tiene precio, son mis hijos, porque los hijos de todos
los tiempos, lo que necesitan, lo que piden es amor. Todo lo demás son ofertas,
excusas nuestras en la mayoría de los casos.
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