La poesía es un abrazo que no muere
En el jardín lo recordaba en cada
paso, en cada árbol, cuya sombra habíamos
compartido, en cada mirada de horizontes y sueños perdidos.
No soportaba el peso de aquella
ausencia, que me dolía en el alma, ni el vacío de aquellas florecillas que él
cada día depositaba en mis manos, ni el silencio de la hora que sólo rompía el
súbito y fugaz paso de trenes...
Pero él, en un soplo de palabras que aventaba el suave fresco de la
mañana, me repetía: la tristeza es un muro entre dos jardines. Derríbalo y
volveremos a encontrarnos.
Y, apartando la
hojarasca de pensamientos negros, golpeando fuerte en el muro de los recuerdos,
en un soplo de palabras que aventaba el suave fresco de la mañana, encontré
respuesta: No, no estoy sola en el
jardín; he vuelto a encontrarte. Dejaste huellas, palabras, versos... en el
albero de estos caminos. Sí, la poesía sigue viva en el mundo.
¡Ya, ya pongo mis pasos sobre ella!
¡Ya, ya vuelvo a caminar ligero!
¡Ya nos hemos encontrado..
La poesía es un abrazo que no muere.
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