Han pasado años, muchos, tantos como diecisiete, pero tú recuerdo,lo conservo intacto, y lo pienso, lo siento, lo vivo…
Me queda, amigo, tu rostro en aquellas fotografías, casi robadas, de un instante que se hizo eterno en mis recuerdos.
Me quedan tus palabras sostenidas e las mareas de un calmado lago de silencios, hoy.
Me queda la silueta de tu mano grande, capricho de mi cariño, un día. En ella superpongo la mía pequeñita, como injerto blanco en tierra dura de experiencias y mentiras.
Pero, ¿y tu voz? Mi pueblo tiene un secreto manantial, cuya voz jamás deja de cantar el rumor vivo de las entrañas de la tierra. Mi pueblo tiene voz que son campanas, pasos, aleteo de vencejos y golondrinas... Y la voz de la lluvia que resucita arroyos, que hace crecer nuestro río...
¿Per y tu voz? La estoy perdiendo, casi la he perdido, casi se me ha muerto en el silencio negro de años y olvidos.
¿Por qué si como el chaparrón, el paso del cóndor, el llanto de un bebé, las notas de una lira..., no puede seguir siendo voz en mis cansados oídos?
Tan solo por unos instantes, te pido, te ruego, deseo que en mis cansados oídos resucitara la voz de tus palabras, voz que se me muere en el silencio negro de tus olvidos.
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