(De mi obra Bolitas de Anís, editada por Desclée, esta sencilla pero trascendente y elocuente anécdota.)
Los "bebés" no saben del género de los brazos que los sotierren; solo duermen al calor del amor.
Cierto
día, y por sugerencia mía, los alumnos/as se dibujaban a sí mismos. Un pequeño
se dibujó rodeado por un círculo. ¿Qué
significa esto? -le pregunté- ¿Para qué el círculo? Eso no es un círculo. ¿No
ves que es una corona? -me contestó.
Otro
se dibujó en lo alto de un pódium ¿No ves que soy un campeón? -exclamó.
Una
pequeña se dibujó con una muñeca entre los brazos. Es que soy una mamá -me
explicó.
Y
yo me dije:
Desde
hoy reivindicaré siempre y desde todas mis posibilidades, más alumnas reinas y
campeonas. Sería un tremendo desequilibrio que el mundo se dividiera en hombres
reyes, campeones... y mujeres mamás.
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