Buenos días,
amigos: Ya amaneció, y ya me puedo imaginar los hogares con revuelo de niños
descubriendo, al fin sus regalos. Sí, los veo, los oigo y me sumo a su algarabía. Los reyes pasaron por mi terraza. No los vi, pero escuche una voz que me decía
al oído una frase de Henri Barbusse: La sombra no existe; lo que llamais sombra
es la luz que no veis. Para que os ilumine siempre, os dejo una estrella que
seguirá vuestros pasos, caminando hacia el mar.
La dejaron sobre mi almohada y
con toda la emoción del mundo la cogí y aquí la tenéis; nos pertenece a todos.
Feliz día y muchos
besos, que también me dejaron, para todos.
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