20 NO
puedo soportar ver a un hombre cargado. Pienso en la fragilidad de nuestro
cuerpo y, los sudores que corren por su frente, me
estremecen. ¡Qué pena, Dios, la fragilidad de
los seres humanos!
21 LAS
paredes de esta casa tienen alma, porque yo, consciente del servicio que me
prestan, las miro, les hablo, las beso con amor. .Sí, las paredes de mi casa
son cálido abrazo que me acoge siempre, y yo lo noto; debe ser el alma de los
que aquí vivieron: mi familia. ¡Nos quisimos, nos queremos tanto!
22 GRACIAS
te doy, mariposa, por venir a posarte en las florecillas de mi terraza.
¿Dónde
podría yo encontrar una mariposa que libremente eligiera mi casa?¡ Qué feliz me
haces, mariposa de alas blancas
23 MI
vieja máquina de escribir sabe de mí más que yo misma. ¡Tantas veces sus teclas
habrán tenido que soportar mis malos pulsos! Por eso la beso, por eso la
quiero... Por eso nunca la abandonaré.
24 MI
tórtola ríe o llora, según yo ría o
llore. Y es que, tras mis tantos años de
cuidados, se ha vuelto eco de mi voz. ¡Pobre pájaro mío! ¡Sus alas, su voz..! Por
mí, sí por mí, han dejado de pertenecerle.
VOLAD y
volad, queridos hijos.
Tenéis
derecho a abandonar este nido, como lo abandonan los gorriones que, cada año
anidan en el alero de nuestra terraza y que, un buen día, sin despedirse
siquiera, los muy "desagradecidos", desaparecen.
Cuando esto
sucede cada año, miro al cielo y exclamo: yo también volé; yo también vuelo; yo también volaré.
¡Volad,
hijos, pero volad altos, muy altos que nos os salpiquen
las
miserias humanas que pueden contagiaros!
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