Me dejaste el campo y el aire,
me dejaste el sol y la luna´
me dejaste el eco y la voz
A mí, débil planta de invernadero,
capricho de silencios e interiores.
Me dejaste la montaña y el valle
el árbol y el pozo
la hierba y los trigales,
a mí, vuelos pequeñitos
que ni tan siquiera
saben rozar el suelo,
puñado de heridas en el alma.
¡Me dejaste tantas cosas....
a mí, sólo miedo y nada!
Pero, con tu herencia
por bandera,
me desperté una mañana,
y era primavera en mi vida
y era resurrección y calma.,
Espérame, amor.
que tanga lista la albahaca,
que se alcen al cielo sus ramas.
Espérame, amor,
que tenga a punto las rosas,
que tenga eco mi voz,
que escriba otra mala poesía
que hable de ti, o...
¿tal vez de los dos?
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