DIARIO
CÓDOBA / OPINIÓN
ISABEL
AGÜERA
La
madrugada del sábado me desperté con un programa de Radio Nacional sobre los
mayores y el coronavirus. Un ligero escalofrío me corrió de pies a cabeza, y no
solo porque los ancianos han sido siempre una de mis debilidades sino porque se
me representó en una viva moviola la historia vivida hace unos años. Al cruzar
la zona ajardinada de un bloque, camino de mi colegio, me encontré con Jacobo,
un día de junio. Sentado en un poyete, con la barbilla apoyada en una prosaica
marrilla, con la mirada turbia, con labios pastosos, con manos temblorosas, con
voz lejana me susurró: ¿me puede decir la hora? Las tres -le contesté,
sentándome a su lado- ¿Espera a alguien? Como si en su mirada no hubiera más
caminos que constatar las manecillas de mi reloj, tras unos segundos, sumergido
en un reflexivo silencio, exclamó: ni espero ni me esperan. Ya lo tengo todo
hecho y lo único que hago es estorbar. Aquí vengo y espero a que mi nieto salga
de la escuela. Así me quito un rato de en medio.
Pasó el verano y, al regresar
al jardín, esperé encontrarme con Jacobo, pero entre la espesura de arbustos
escuché la voz de un niño que me decía: El abuelo se ha muerto. Noté que se me
rompía el alma, y esta madrugada, cuando daban la cifra de mayores muertos, me
estremecí de pena, de rabia, de impotencia porque no era Jacobo, era nuestro
querido Parlamento, donde los políticos parece que lo único que les interesa,
antes tan terrible pandemia, mientas ruge el número de muertos, de contagiados,
maltratados, etc, es tirarse trastes a la cabeza y a ver cual más ingenioso, más
ofensivo, más descalificador y humillante.
Como ciudadana que oigo, veo y
pienso, no puedo comprender que no haya un olvido político, y sí un consenso
para entre todos buscar soluciones que atañan a la salud del pueblo y no a sus
intereses políticos, que nos tienen hartos. A veces leo cosas en Facebook que
no contesto, pero qué poca responsabilidad, qué poca vergüenza, mientras ruge
la muerte alrededor de todos, lo único, quítate tú que me ponga yo.
MAESTRA Y ESCRITORA
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